Aunque se esperaba, pocos podían imaginar aquel 21 de julio de 1992 el impacto que tendría para la ciudad, y del que aún hoy disfruta, aquella visita oficial del príncipe heredero del Trono del Crisantemo, Naruhito, que fue clave para convertir a Córdoba en el actual destino privilegiado del turismo cultural. Cualquier cordobés puede recordar cómo se hicieron habituales a partir de 1992 la presencia de grupos de japoneses. Aún hoy en día, como informó Diario CÓRDOBA en su edición del lunes, de los 938.020 visitantes de turismo cultural, los japoneses ocupan el cuarto lugar entre los de fuera de la UE.

A ello contribuyó aquella visita de Hiro-no-miya Naruhito Shinno, nombre completo del hijo mayor del emperador Akihito y de la emperatriz Michiko, que aunque ya conoció Córdoba durante sus tiempos de estudiante en Oxford (fue en 1985), acató el consejo de su padre y divino emperador e incluyó a la ciudad en su periplo por España con motivo de la Expo’92 y los Juegos Olímpicos, como bien recogió en una magnífica crónica hace justo 24 años nuestro compañero José Luis Rodríguez.

«La idea entonces era aprovechar al máximo la proximidad de la Expo, un objetivo que nos habíamos planteado y que conseguimos», recuerda para Diario CÓRDOBA Herminio Trigo, que como regidor de la ciudad acompañó al heredero japonés en aquella jornada tras su almuerzo en El Caballo Rojo (por cierto, desde entonces un referente del turismo gastronómico en Japón). Y es que los medios del País del Sol Naciente dieron detallada cuenta de aquella visita, en una nación de 120 millones de potenciales turistas.

Eso sí, en las fotos del archivo de CÓRDOBA no se aprecia cómo las chaquetas de las autoridades que acompañaron a Naruhito estaban empapadas de sudor. Era un día con cerca de 40º C en el que el príncipe, a las 4 de la tarde, paseó por La Calahorra, La Judería, el Alcázar, La Mezquita-Catedral... Naruhito, fiel al rígido protocolo nipón, ni se inmutó por el calor, pero hizo gestos de asombro ante los monumentos, recuerdan quienes le acompañaron. H