La urbanización Las Jaras tuvo muchos novios desde que se empezó a concebir. No es de extrañar. Su situación privilegiada, en plena naturaleza, con un lago en su interior y a solo 20 kilómetros de Córdoba la convertía en un enclave muy atractivo para los inversores, tanto nacionales como extranjeros. El 11 de julio del año 1991 se conocía que el jeque árabe Hussain Abdulla Saklou y dos de sus hijos habían comprado el 75% de las acciones de las sociedades anónimas ‘Laujaras’ y ‘Javiaras’ por un precio cercano a los 950 millones de pesetas. Antonio Taboada, entonces propietario de dicha urbanización, conservaba el 25% del accionariado de las dos sociedades.

Mucho ha llovido desde entonces. Hoy en día, Las Jaras es un complejo urbanístico que consta de unas 600 parcelas, de las que algo más de 300 están construidas. De ellas, la mitad, en torno a 150, están habitadas por familias que residen en ellas todo el año. El resto son segundas viviendas. «Ahora la construcción está más parada, pero en torno al año 2004 hubo un boom que propició la construcción de muchas casas en esta urbanización», señala Rafael Verdejo, miembro de la junta directiva de la comunidad de vecinos de Las Jaras.

Los primeros ladrillos se empezaron a poner a principios de los años 80. De aquellos primeros vecinos, cada vez van quedando menos, afirma Verdejo, quien apunta que ahora son muchas las familias jóvenes con niños pequeños que optan por vivir en este lugar. «Esto es una maravilla», afirma este vecino.

En cuanto a servicios municipales, se limitan a la recogida de basuras por parte de Sadeco. En un espacio de tiempo muy largo se prevé que esta situación cambie y el Ayuntamiento se encargue del alumbrado o de la limpieza viaria. Sería una vez que se constituya la entidad de conservación, a la que tiene que darle el visto bueno la Gerencia de Urbanismo. Las Jaras es una urbanización privada pero con acceso público. Rafael Verdejo destaca que buena parte de lo que hoy es este complejo se debe «a la buena labor del gabinete jurídico»