Opinión | Tormenta de verano

El cuarto poder

Defender la libertad de prensa es defender el derecho que todos tenemos a conocer la verdad en una sociedad plural

Los medios de comunicación gozan de una gran influencia en los asuntos sociales y políticos de un país. Son el cuarto poder, como lo llamara hace dos siglos el británico Thomas Macaulay. Por eso se encuentran siempre en la encrucijada entre el servicio público, la rentabilidad empresarial y la influencia política que atesoran, llegando a encumbrar y hundir proyectos de toda índole. Frente a las amenazas de los bulos de la desinformación malintencionada, que va penetrando masiva e impunemente en nuestro entorno, y frente a los seculares intentos de control a los medios de comunicación, en un día como hoy no podemos pasar por alto la importancia de la libertad de prensa como parte de la libertad de expresión, opinión e información, que se sitúa en la base de un sistema democrático que responde a una sociedad plural. No hay democracia sin libertad de prensa.

Un derecho del que todos somos titulares y podemos ejercer, si bien es verdad que no se trata de un derecho ilimitado, pues la Carta Magna reconoce el derecho a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión, respetando el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia. Filtros necesarios que tienen todas las garantías legales y jurisdiccionales.

Naciones Unidas, desde hace varias décadas, instaura tal día como hoy para recordar a los gobiernos la necesidad de respetar su compromiso con la libertad de prensa y es también un día de reflexión entre los profesionales de los medios de comunicación sobre cuestiones de libertad de prensa y ética profesional. El Día Mundial de la Libertad de Prensa también es una oportunidad para apoyar a los medios de comunicación que son blanco de la restricción, o abolición, de la libertad de prensa en tantas partes del mundo, cuando se elevan por encima de censuras o reflejan posturas incómodas no dominantes. Y desde luego, también es una jornada de recuerdo para ensalzar el valor y profesionalidad de la nómina de periodistas que perdieron la vida en la persecución de una noticia que nos quisieron transmitir. Mucho debemos a la prensa cuando es libre. Enarbolar su bandera es defender el derecho que todos tenemos a conocer la verdad.

  • Abogado y mediador

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