Una vez oí que la nuez moscada es un compendio de todas las especias. No diría yo tanto, pero sí que comparte características con algunas de ellas. Tiene un sabor intenso, cálido y algo amargo, que va bien en embutidos, patés, albóndigas y conservas de carne en general, lo mismo que en platos de verduras y en el puré de patatas.

Precisamente, es ingrediente indispensable en las croquetas, aunque algunos cocineros renuncian a ella, por encontrarla demasiado potente. La nuez moscada también suele encontrar su sitio en los platos dulces, como el arroz con leche, las compotas y tartas de frutas, y los licores.

Es la semilla de un árbol llamado mirística; el más conocido de ellos es el de la isla de la Sonda. La nuez moscada se seca lentamente al sol o sobre brasas. Si se mantiene entera, su conservación es fácil y duradera. Es preferible usarla así, entera, rallándola o raspándola en el momento la que se necesite, que comprarla ya molida.