La producción de biodiésel como alternativa a los combustibles fósiles se ha incrementado de forma exponencial a lo largo de los últimos años. Purificar esta sustancia es un procedimiento altamente costoso e inasumible para la mayoría de las industrias. Por esta razón, la comunidad científica está concentrando sus esfuerzos en desarrollar nuevos procesos que exploten la glicerina con el objetivo de garantizar la propia sostenibilidad del biodiésel. El grupo FQM-162 del departamento de Química Orgánica, liderado por el catedrático Diego Luna, ha ideado un nuevo mecanismo para reutilizar este subproducto. Según afirma el principal autor de la investigación, Rafael Estévez, se trata de revalorizar esta glicerina, que a priori es un residuo inservible, para convertirla en un compuesto que puede ser empleado como un aditivo que mejora las propiedades del diésel y del biodiésel.