Salvar la vida del diestro Iván Fandiño era «imposible», afirmó ayer un portavoz del hospital de Mont-de-Marsan, en el suroeste de Francia. El torero, que sufrió dos paradas cardiacas durante el viaje en ambulancia que le llevó hasta el centro sanitario, presentaba heridas en hígado, riñón y pulmones. «Eran irreversibles», ratificó el médico que le atendió.

El facultativo que iba con el diestro en la ambulancia explicó ayer que ni en la enfermería de la plaza ni en el hospital se hubiera podido hacer «nada» para salvarle la vida, según unas declaraciones recogidas por el diario Sud-Oest.

Aunque aún no se ha emitido ningún parte médico oficial que detalle el alcance de la fatal cornada que acabó el sábado con la vida del torero vasco en la ciudad francesa de Aire-sur-l’Adour, el facultativo habló de las heridas de Fandiño: «El torero presentaba en el abdomen tres litros y medio de sangre negra, proveniente de las glándulas hepáticas, señal de que el hígado había reventado a causa de la cornada, que también rompió la vena cava, lo que le produjo un severo derrame interno», contó el médico.

SIN PULSO EN LA ENFERMERÍA / «Cuanto entró a la enfermería ya lo hizo casi sin pulso. Era imposible tomarle la tensión arterial de lo débil que la tenía. Era imposible hacer nada por él. Ni en la enfermería de la plaza ni en el hospital hubiera habido forma de salvarlo», concluyó el médico en sus declaraciones.

«Que se den prisa en llevarme al hospital porque me estoy muriendo», fueron las últimas palabras que pronunció Fandiño antes de fallecer en el trayecto en ambulancia. Tenía 36 años, estaba casado y tenía una niña que aún no ha cumplido los 2 años.

La prensa francesa describe la cornada como un fatal accidente ocurrido cuando el diestro efectuaba un quite (un pase con el capote) a uno de los toros que lidiaba su compatriota Juan del Álamo. Al intentar hacer el pase, Fandiño tropezó con la tela del capote y dio un traspié. En ese momento, el astado, de la ganadería madrileña de Baltasar Ibán, le corneó por detrás causándoles las heridas mortales.

EL CUERPO LLEGÓ AYER A EUSKADI / Los restos mortales del torero, originario de Orduña (Vizcaya), permanecieron en el hospital de Mont-de-Marsan -adonde se desplazaron su esposa, sus padres y su hermana- hasta que, pasadas las ocho de la tarde de ayer, llegaron al tanatorio de Amurrio (Álava). El funeral se celebrará esta tarde en Orduña y el cuerpo será incinerado en el crematorio de la cercana Llodio. Tanto la Casa Real como el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se sumaron ayer a las condolencias por esta muerte.

El de Fandiño es el segundo fallecimiento de un torero español en una plaza en los últimos años después de la de Víctor Barrio, hace un año en Teruel. Unos días antes, el 2 de junio del 2016, el mexicano El Pana murió por la fatal cornada que había sufrido un mes antes en Durango.