Al igual que se vio en un reciente informe que ofreció este periódico sobre el consumo compartido en materia de transporte, gracias a las posibilidades y a la fiabilidad que da internet, es evidente que en el tema hostelero también la realidad y la red van por delante de las leyes y, sobre todo, de los medios que tiene la Administración (y que no se piensan aumentar) para inspeccionar posibles locales hoteleros clandestinos. Además, hay un vacío legal absoluto. Así, nadie puede garantizar que lo ocurrido en el barrio de la Barceloneta (Barcelona), que llegó a convertirse en un núcleo de turismo problemático, no se repita en Córdoba. Solo nos queda confiar en el civismo y el sentido común.