La Noche Blanca: de la afición al disfrute. Parece que esta distinción conceptual está en la base de la apreciación de las gentes en ese amplio menú que se ofrecía a esas mismas gentes entre la noche del día 21 y la alborada. Las conversaciones de un público eminentemente joven y heterogéneo en su procedencia hacían pensar en un segundo plano para la parte meramente artística, a tenor de las múltiples conversaciones que impedían la audición clara en algunos espacios donde intervenían nombres muy sonoros.

Y fue inequívocamente esa juventud la que centró las preferencias del que escribe en el espectáculo, conocidas como son las propuestas de artistas de letras capitales. El patio de la Asociación de Vecinos del Alcázar Viejo fue testigo de ese flujo y reflujo humano, con evidentes problemas de seguridad comunes a la citada corriente humana que tapaba las calles dentro de este itinerario.

Dani Navarro, el magnífico bailaor cordobés, hizo una propuesta original en la que se insertaban las imágenes entrañables --algunas tendentes a la hilaridad buscada a propósito por el genio de Paco de Lucía-- con las actuaciones al cante, al baile y musicales que desdicen el catastrofismo cíclico formulado en la frase del personal mayor con el "esto se acaba".

Nada más lejos de la realidad en la conjunción de las bondades interpretativas al baile de él mismo y Richard Gutiérrez con el contrapunto femenino de Lauren Granados, Marta Guillén y Verónica Llavero, y el diálogo emotivo de las guitarras de Alberto López y José Tomás Jiménez, con el cante atrás de Matías López El Mati, Raúl Núñez e Isa Jurado; y para mayor abundamiento la aportación de Javier Rabadán a la percusión y Sergio de Lope con la flauta (que harían doblete en la plaza de Abades), con el bajo de Juanfer y los teclados de Ildefonso Aroca, que mostrará en un disco allá por el mes de septiembre sus excelencias interpretativas.

Los temas más emblemáticos de Paco de Lucía fueron retomados, como La Barrosa , la composición dedicada a la Mezquita, Entre dos aguas o Ziryab . El resultado fue de gran calidad y la respuesta de un público dispuesto a mirar y escuchar nos lo confirmó con creces, con cálidos aplausos y la certeza de que hay motivos para el optimismo.

Nuestros particulares corresponsales, Miguel Heredia, Conchi y Pío nos ponían al tanto de otras actuaciones y nos trasladaron una gran impresión de Arcángel y su Coro de Voces Búlgaras, así como de esos ejercicios de compás del jerezano Diego Carrasco bajo el título de Hippytano , heredero en el tiempo de Alfileres de colores ; en tanto llegaban del otro lado del río los ecos y las evoluciones de los tres Premios Nacionales, Manuel Cástulo al cante, Niño Seve a la guitarra y Mercedes Ruiz al baile. Y la queja mayoritaria de que se podía oír, no así escuchar.

Se impone el número, la cifra, como se imponen los resultados sobre el factor humano; si lo que se busca --con las quejas lastimeras a la contra-- es un buen escaparate tipo España del Lazarillo de Tormes para esconder realidades que zahieren, se ha superado con creces.

Queda el regusto agradable de la cita mencionada del barrio entrañable, que tuvo su continuidad en la plaza de Abades gracias a la conjunción de voluntades. Allí estaban como siempre que son precisas Amira Kedier --coordinadora de la Casa Arabe-- la entrañable y entusiasta Alicia González, como flamencóloga y a voluntad propia, además de Lola Jiménez, asesora del ámbito artístico del Centro del Profesorado y brillante organizadora.

Se había encargado mi buen amigo Fernando Pérez, investigador de la guitarra en el mundo, el que hizo propicio el encuentro en su sempiterna itinerancia. Algarabía es un espectáculo de la Escuela de Música Arabe--flamenco de Casa Arabe. Secundaron el propósito y el acercamiento Rosa Escobar con la viola, Mustapha Gouzhal (laúd y percusiones), Karim El Habib (voz y darbuka), Gema Jiménez y Juan Zarzuela al cante, Sergio de Lope (flauta), Javier Rabadán (cajón), Oussama Samsaoui (violín), Jur Vermijs (guitarra). El baile oriental fue interpretado por Carolina Prior y el flamenco por Fernando Solano. El resultado del espectáculo fue de una gran plasticidad y digno de aplauso.