Las demandas a la Comisión Europea para que ponga límites a Google arrecian con la incorporación de nuevos sectores y negocios que se proclaman perjudicados por las actividades monopolísticas de la empresa. El lobi de compañías ICOMP, que agrupa desde Microsoft hasta multinacionales de publicidad, editores de diarios, bancos de imágenes y empresas de software y de viajes, reclama a la Comisión de la Competencia que obligue al gigante a cambiar aspectos de su negocio para "permitir espacio a la aparición de nuevos negocios" y "preservar la innovación en internet en Europa".

El comisario de Competencia, Joaquín Almunia, abrió en noviembre del 2010 una investigación sobre las denuncias por discriminación de resultados en las búsquedas de los usuarios de los servicios de compañías que no colaboraban con Google y sobre la imposición de cláusulas de exclusividad en publicidad por parte del buscador. En mayo, el comisario anunció que los primeros resultados mostraban indicios de "abusos de su posición predominante", lo que en terminología de Bruselas significa admitir la situación de monopolio.

PRIMERO LO PROPIO La Comisión acusó a Google de primar sus propios servicios (Youtube, Google Maps) en las búsquedas; de copiar contenidos de páginas para utilizarlos en sus resultados, lo que perjudica especialmente a sitios de viajes y hostelería; de primar a sus anunciantes en los resultados, y de restringir la portabilidad de campañas publicitarias desde su plataforma Adwords a otras con tecnología distinta.

Almunia instó por carta a Eric Schmidt, presidente ejecutivo de Google, a "poner remedio" a estas cuestiones. La carta ha derivado en el inicio de conversaciones entre la comisión y la multinacional, las cuales aún no han arrojado un resultado concreto, lo que causa la impaciencia de los demandantes. A estos se han unido también otras compañías, como Amadeus, que gestiona las reservas de vuelos, y negocios asociados con mapas y móviles.

También los editores de periódicos reclaman que Google comparta parte de sus ingresos por publicidad cuando ofrece resultados de noticias en su buscador como compensación por esos contenidos que son tan caros de confeccionar y que son mostrados con criterios que los editores consideran "opacos".

"Las conversaciones van por buen camino, pero aún no hay fecha para una respuesta", indicó a este diario el portavoz de Almunia, Antoine Colombani.

Bruselas no se ha distinguido precisamente por la rapidez de sus resultados. Por ejemplo, Microsoft no ha incluido la posibilidad de elegir el navegador en su sistema operativo al instalar el programa hasta Windows 8, aparecido en el mercado hace unas semanas, como parte del acuerdo de un proceso que tuvo su primera resolución en el 2003.

"El mayor escollo es cómo encontrar una solución duradera a este conflicto de intereses. En otros sectores, en casos similares se habría optado por obligarles a separar la publicidad del algoritmo", apuntó Andrés Font, portavoz del ICOMP. Para este lobi, "si Google ya no quiere ser un intermediario neutral sobre internet, hay que regularlo, y Bruselas tiene poderes para restablecer el sistema de competencia en el mercado". Google defiende que los resultados de sus búsquedas responden a un sistema que refleja "la preferencia de los usuarios". "Somos ingenieros y no sabemos del modelo de negocio de la prensa u otros sectores", alegó una portavoz.