El ultraconservador regimen húngaro, del que Orban es primer ministro, ha anunciado el inicio de las obras de una segunda valla con cámaras de vigilancia y termográficas, en esta ocasión en la frontera con Serbia, para frenar el flujo de los refugiados y prepara para ellos otro campo de detención. La Unión Europea no debería tolerar otra burla al derecho de asilo.