El comienzo del largo puente de la Constitución --desde el viernes 6 al lunes 9, ambos días inclusive-- ha coincidido con la sugerencia del alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, al pequeño y mediano comercio a que haga rentable sus negocios abriendo aquellos días del año (las tiendas de menos de 300 metros cuadrados tienen libertad horaria los 365 días) en los que hay una mayor afluencia de turistas, especialmente en los periodos catalogados como de temporada alta, puentes y demás fechas en las que el turismo toma las calles de la ciudad. Posibilitar el turismo de compras sería, en definitiva, la propuesta del Ayuntamiento cordobés aprovechando que se ha conseguido desestacionalizar su venida, antes muy centrada en el mes de mayo. Y el turismo, evidentemente, no suele venir lunes o martes, sino fines de semana, fiestas y puentes. La federación Comercio Córdoba no ha echado en saco roto la propuesta municipal y ha animado a sus asociados a experimentar en este largo puente. Una amplitud de horarios comerciales es, evidentemente, muy beneficioso para el consumidor --turista o vecino-- pero no se puede olvidar que la apertura de los establecimientos supone un aumento de los gastos empresariales. De todas maneras los propios acontecimientos van marcando pautas de conducta y en el sector del comercio se aprecia cada vez más que una flexibilidad horaria sería una buena solución. Porque resistirse a lo obvio --si es rentable, claro está-- podría resultar contraproducente.