En Grecia se está representando la tragedia de nuestros días: los recortes contra la solidaridad. O dicho de otro modo: la UE de los mercaderes o de los pueblos. Los que han visitado recientemente el país heleno lo describen como el escenario de una guerra. Es lo apropiado. ¿Tendremos que repetir las palabras del magnate Warren Buffett: "Ha habido una lucha de clases y mi clase ha ganado?". En Europa, esa clase la forman aquellos que poseen el control de las grandes corporaciones y que toman como primer marco de referencia las regiones europeas y se organizan para influenciar la gobernanza de estas regiones, en particular por medio de las instituciones de la UE. Ahí entra la Troika, comandada por la Merkel y el Bundesbank, que han dejado a Grecia devastada y busca acabar con el Estado del bienestar allí donde aún colee.

La estrategia ha sido como aquí: dejar que el sistema financiero (avanzadilla trilera del gran capital) especule a su antojo, se enriquezca y, cuando les estalla el mecanismo, recurrir al Estado para que, como prestamista de última instancia, lo repare. El Estado pide prestado a los mismos que rescató (el sistema es un todo) y, como el dinero del Estado es público, pues del espinazo de los trabajadores se paga lo privado. Se les llama "políticas de ajuste", "recortes", "austeridad". Seguro que saben de qué hablo. ¡Se ha escrito tanto sobre el timo de la estampita! Pero este leguaje macroeconómico y eufemístico es la causa de que, por ejemplo, a una joven la empleen en una panadería por 500 euros al mes, jornada de 9 hora diarias, siete días a la semana sin vacaciones, y le descuenten el pan que no llega a vender. Ya sé que esto fue en Jerez, Cádiz, pero lo mismo pasa en Atenas, Grecia, y algo parecido ahí en su barrio de Córdoba. ¡Hay tanta gente necesitada y en paro por todos lados!

Pues en Grecia Syriza ha iniciado un contraataque contra los abusos de este frente bélico que avanza globalizado desde finales de los 70, y ha vencido en las urnas, democráticamente. Al parecer, lo que Syriza pretende es, fundamentalmente, reestructurar la deuda y acabar con el clientelismo y la corrupción, y la gente lo ha entendido. El pago de esa deuda de más de doscientos mil millones de euros (175% del PIB) es una insoportable losa que aplasta a la sociedad griega y ha generado tanta miseria que el resultado es un país en guerra con muertos vivientes. La llamadas del sistema al miedo no han podido contra el deseo de cambio. Pero la guerra no ha terminado: Amanecer Dorado, el partido fascista, se pondrá en marcha, que el fascismo es el capitalismo a la defensiva. El segundo acto puede ser aún más dramático.

* Analista político