El enfermo está a punto de salir de los cuidados intensivos, pero la convalecencia será larga y arriesgada, y la rehabilitación muy dura. Casi ‘in extremis’, el parque científico y tecnológico de Córdoba, Rabanales 21, ha conseguido el compromiso de sus accionistas para acudir a una ampliación de capital de 3 millones de euros que lo salve del concurso de acreedores. Si no hay demoras, la entidad podrá afrontar sus pagos más urgentes y poner en marcha un plan de viabilidad concebido hasta el año 2020.

Esta última semana ha sido clave, después de una larga agonía de meses y varios años de crisis. No solo los accionistas inyectarán capital, sino que el Pleno del Ayuntamiento ha aprobado la innovación del PGOU que permitirá levantar un centro comercial en el recinto. El proyecto Rabanales Plaza tiene vía libre, y su promotor comprará la parcela por 2 millones de euros, un balón de liquidez para Rabanales 21. En cuanto a los accionistas, la Junta de Andalucía, reacia, ha decidido por fin que su agencia IDEA aporte los 600.000 euros que le corresponden por su participación del 20%. Ya habían dado el paso la Universidad de Córdoba (742.000 euros por su 24,74%) y Caixabank, accionista mayoritario (1 millón por su 35,5%), pero condicionado al acuerdo de todos. Cajasur ha cambiado esta misma semana la negativa inicial a aportar 300.000 euros, tras una gestión de la alcaldesa, Isabel Ambrosio, que, aunque el Ayuntamiento cuenta solo con el 4,38% del capital (desembolsará 134.000 euros), ha mantenido una actitud activa para salvar a Rabanales 21. Descartada la concurrencia de Prasa y añadida la pequeña parte de la Diputación (26.400 euros), Rabanales 21 puede ya afrontar la nueva etapa.

Una nueva etapa en la que solo se aplazan las dificultades y se produce un respiro, pero arrastrando una deuda contable de 25 millones de euros y sabiendo que la situación no podrá salvarse si no se consigue atraer a empresas, vender suelo y construir nuevas instalaciones que le den vida y negocio. Ni público ni privado, impresiona pensar cómo se ha podido permitir que Rabanales 21 llegue a la gravísima situación actual. Y está claro que, por muy sobredimensionado que esté, y por mucho que los recortes vinieron a cercenarlo en sus inicios, al parque le ha faltado una voluntad de apoyo más clara de las instituciones y un plan de acción que le permitiera resistir la crisis y prepararse para tiempos mejores. La UCO, que lleva la gestión, deberá buscar fórmulas para atraer esa actividad empresarial innovadora y de calidad y conseguir que Rabanales 21 cumpla su objetivo de impulsar el desarrollo económico de la ciudad. Y la Junta deberá decidir si apuesta por impulsar este parque tecnológico como ha hecho con otros de Andalucía. Pero, para ello, R21 deberá demostrar que cuenta con proyectos bien fundamentados y objetivos claros.