Como si se hubieran abierto las compuertas y la sociedad se viera obligada a enfrentarse al espejo de su propia degradación, se suceden los testimonios de mujeres famosas denunciando el acoso, abusos sexuales (o tentativa, como cuenta en estremecedor relato la actriz Salma Hayek ) y amenazas, incluso violaciones, de que han sido víctimas. La lista de hombres con comportamientos como mínimo impropios se hace larga, con nombres que duelen, por tratarse de magníficos actores o directores, como puede ser el caso de Dustin Hofman. Esto apenas ha llegado a España, pero debe llegar, pues se trata de comportamientos desgraciadamente habituales en todos los ámbitos, que solo pueden combatirse con el foco del rechazo social.