Decía Cesar, Julio Cesar, que la mujer del ídem, no solo tenía que serlo, si no además parecerlo...Y lo puso y expuso como motivo de divorcio exprés de su santa sin que de ella fueran ni la culpa ni la falta, dejando así constancia para la historia de que según sea tu posición y tu puesto en el juego de la vida pública, la apariencia de honestidad y congruencia, lo es todo...

Y ahí, Pablo Iglesias e Irene Montero, de manera sorprendente, han patinado de forma importante. O se han pasado de frenada. Pablo, erigido a sí mismo como líder carismático del pueblo llano más que jartito de la impunidad de otros líderes de masas que confundían un acta de diputado con un cheque en blanco, se ha unido a la fiesta del gasto y despipote de la peor manera que ha podido encontrar y mediante excusas que no van a ninguna parte: formar una familia, criar a sus hijos, tener intimidad. !No inventes, anda, no inventes!... Yo misma, mismamente, crié a mellizos (y uno tres años mayor) en un tercero, sin ascensor y de apenas 60 metros cuadrados. Y como la que suscribe, supongo que infinito número de familias. Que el jardín fueron los parques públicos, la piscina el polideportivo municipal, los colegios públicos y de educación laica a rajatabla. Y la intimidad fue obtenida y mantenida a fuerza de espetar a las amigas y conocidas de la familia política de entonces un «¡señora, no me toque usted al niño!»...Y bien altos, guapos y educados que salieron sin tantos aspavientos de casoplones a las afueras.

No es el primer salto mortal con doble tirabuzón con el que Pablo se da de bruces contra la realidad pura... Y sobre todo dura. Ya lo hizo en aquella casi apocalíptica intervención tras las primeras elecciones a las que concurría y en las que obtuvo unos resultados que no se creía ni él. Se ofreció a Sánchez en un acto de generosidad infinita como vicepresidente en un gobierno presidido por Pedro. Estupefacta y con el corazón artefactado quedé durante el tiempo que duró la resolución de tan tentadora oferta. Porque Pablo, generoso él, no pretendía hacerse con los ministerios de «lo social», sino con los que controlan el aparato del Estado. El hombre tranquilo, Sánchez, no picó el anzuelo. Aún dudo si le pudo la prudencia o el miedo de saberse en manos de tan advenedizo personaje. Nunca Rivera hizo mejor servicio a su país. A Sánchez le vino como excusa y escudo que ni al pelo. Y es que a Pablo se le ve venir de lejos pese a haber supuesto un importante revulsivo, política y verborreicamente hablando, en este país. El poder de sus votantes (no tanto el suyo) ha conseguido levantar muchas alfombras bajo las que se guardaban algo más que polvo y pelusas...Venía de adquirir la voz y el voto de los que tomaron las calles el 15-M sin grandes aspavientos y sabedor de que todo ser humano (¡no digamos una muchedumbre!) necesita un líder carismático. Lo suyo sí que fue un «veni vidi vici»... Hasta que se ha dejado llevar por los idus de Mayo (que no de Marzo) propiciados por él mismo.

Un mismo mayo como aquél que le elevó a los cielos electorales y que ahora por mor de una infinita fe en sus propias posibilidades le está llevando al borde del principio del fin de su fulgurante carrerón, que no carrera, política. Y con él a su Pompeya que igualmente adolece de la debida prudencia en los gestos y los actos... más en los privados que en los públicos. El tiempo dirá...Y sus votantes, también.

* Poeta a tiempo parcial