Entramos en una pendiente tan «peligrosa» de fechas cargadas de vivencias --abril, la Semana Santa y sus vacaciones, las cruces, mayo, los patios y El Arenal-- que aunque estemos en la Feria del Libro y hoy se celebre en Belalcázar el Día de la Trashumancia y mañana en Fuente la Lancha la VIII Feria del Dulce, tenemos que pregonar los escenarios de la Bienal de Fotografía, un arte para contemplar, para que no se nos eche el tiempo encima. Imágenes en conflicto es el la filosofía de esta XV Bienal cuya esencia es La maleta mexicana. Negativos redescubiertos de la Guerra Civil Española, de Robert Capa --el autor de la icónica foto de la muerte del miliciano en Espejo--, Gerda Taro y Chim, la exposición estrella de esta muestra --en la Sala Vimcorsa-- que estará abierta hasta el próximo 21 de mayo. En el Centro de Arte Contemporáneo Rafael Botí, en la calle Manríquez, frente a donde los turistas toman café en la plaza Judá Leví, se expone Nicaragua, de Susan Meiselas, una fotógrafa norteamericana cuyas fotos cuentan el estado de los derechos humanos en Sudamérica. En la Casa Góngora, en la legendaria calle Cabezas, se expone Imágenes del mundo, epitafios de guerra, a través de la colección Michael Zapke, una muestra sobre los efectos de las contiendas en la realidad. En la Casa Árabe, junto a la calleja de las Flores, la fotógrafa siria Carole Alfarah muestra sus fotografías en Wa Habibi (Oh, mi amor) y Rafael Alcaide exhibe sus Fronteras, el relato gráfico del mayor exilio del siglo XXI, el de la población huida de Oriente Medio, en el bulevar de Gran Capitán y en autobuses de Aucorsa. El Teatro Cómico Principal, en Ambrosio de Morales, la calle con más memoria de la ciudad, expone la Historia gráfica de la Guerra Civil en Córdoba, una producción de la Bienal que muestra la colección de Juan Manuel Fernández Delgado, una exhibición apabullante de aquel tiempo que ofrece, por ejemplo, el reportaje «Antonio Cañero en la guerra», una película producida por Hemingway y fotografías de los requetés en el Patio de los Mártires del Seminario. Ocho exposiciones más, talleres, conferencias, mesas redondas y cine completan esta prometedora bienal de imágenes en conflicto.