Ayer los católicos y los hombres de buena voluntad celebramos el primer año de Pontificado del Papa Francisco. Fue su antecesor, el viejo y sabio profesor Ratzinger, quien en una decisión llena de discernimiento, asombró al mundo y dejó el camino expedito para que el Señor eligiese a quien pilotase la barca de Pedro en estos inicios del s. XXI.

El Papa Francisco, desde su elección, ha tenido que afrontar grandes retos y graves problemas que viene arrastrando la Iglesia desde hace décadas. En muchas ocasiones se han ocultado y en otras simplemente se ha mirado hacia otro lado. Pero con el tiempo han cobrado fuerza y han salido a la luz: abusos sexuales (pederastia), IOR (finanzas Vaticanas), papel de la mujer en la Iglesia, dialogo interreligioso, familias y consecuencias (divorcio, matrimonio homosexual, familia alargada o monoparental-), mayor colegialidad (relación entre curia y episcopados nacionales), recuperar la fe y nueva evangelización (cada día hay menos fieles), nuevas tecnologías (redes sociales), realidades eclesiales-

El obispo de Roma, con el entusiasmo que le caracteriza desde que ha venido del "fin del mundo", se ha puesto a trabajar para, al igual que su tocayo de Asis, reedificar la Iglesia.

A pesar del poco tiempo transcurrido desde su elección, un viento (Espíritu) nuevo sopla en la Iglesia. El cardenal Bergoglio ha supuesto una ventana a la esperanza, el pueblo de Dios ve en él a un nuevo Juan XXIII, un renovador para pilotar un cambio en la Iglesia y manifestar la alegría del Evangelio (Evangelii Gadium ) al hombre del s. XXI.

Desde su elección, lo que ha calado entre los fieles no han sido sus discursos, charlas, catequesis, homilías- Lo que han percibido todos los hombres desesperanzados ha sido la autenticidad de un hombre honesto, veraz, cercano, sin dobleces, que habla con simpleza y que gusta del contacto físico con los fieles. En un mundo convulso, el Papa Francisco se ha convertido en la referencia moral de la humanidad, "deseo una Iglesia pobre para los pobres". No es extraño que el Papa lidere las búsquedas en Google con 1.737.300 registros, superando a todos los líderes mundiales, incluido Obama.

La originalidad de este Papa es que se acerca con naturalidad a los temas de la vida cotidiana y, desde allí, aborda e ilumina todos los ámbitos: Iglesia, sociedad, política, ética, eutanasia, homosexualidad, ecología-

Su secreto, al igual que el de la Virgen y la Iglesia, está en el trípode en el que apoya su vida y su ministerio: humildad, sencillez y alabanza (alegría).

Desde el inicio de su ministerio, sus actos y gestos están impresionando al mundo, son de una potencia simbólica extraordinaria: al pedirle la aceptación como Papa, respondió a los cardenales: "Soy un gran pecador. Confiando en la misericordia y en la paciencia de Dios, en el sufrimiento, acepto".

Elige un anillo del Pescador de plata y no de oro, cambia el trono de oro papal por un modesto sillón. Austeridad y ninguna concesión al lujo, cuestiona los palacios, coches, servidumbre, consumismo, afán de éxito... Es alegre y jovial, a pesar de los problemas y conflictos de la Iglesia y del mundo. No rehuye ningún tema ni controversia. Aboga siempre por el dialogo sincero y fraterno.

Integrador con otros credos, lava y besa los pies a jóvenes presos, entre ellos dos mujeres, una musulmana. Mensajes a favor del diálogo religioso con judíos y musulmanes. Viaje inesperado a la isla de Lampedusa con los inmigrantes ilegales. Abrazo a un enfermo con el rostro desfigurado.

A modo de reflexión para todos, el Papa hace unos días ha dicho a los obispos españoles "El (Cristo) nos enseña a escuchar a todos de corazón a corazón, con ternura y misericordia, y a buscar lo que verdaderamente une y sirve a la mutua edificación".

Que el ejemplo de su santidad Francisco, aliente a toda la Iglesia para vivir en humildad, sencillez y alabanza.

* Párroco de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Puerta Nueva (Córdoba)