La capacidad humana y técnica --y hasta el espacio físico-- de las urgencias hospitalarias de Córdoba se pone a prueba estos días por la avalancha de usuarios, debido a los problemas de salud derivados del frío, y al rápido contagio de la gripe, que ya afecta a más de 2.600 cordobeses. Y es que, por más que los médicos repitan que ante una gripe no hay más actuación que bajar la fiebre y guardar cama --salvo casos de extrema gravedad o complicaciones--, muchos ciudadanos se alarman y acaban visitando las urgencias, sin más resultado que quedarse tranquilos a costa de contribuir a saturar los servicios y quizá a extender el virus. Sirva este ejemplo para dar la razón al Servicio Andaluz de Salud en que el uso de las urgencias del hospital Reina Sofía es incorrecto en un número elevado de casos que deberían ser atendidos en los centros de salud, aunque el pasado fin de semana las urgencias extrahospitalarias del Carlos Castilla del Pino y Sector Sur han estado también desbordadas. Así que, aun admitiendo que es preciso concienciar a los pacientes de un uso adecuado de las urgencias, es necesaria una doble acción, pues el SAS debería estudiar nuevas fórmulas de gestión y una mejor dotación de estos servicios, en los que también terminan muchas personas hartas de esperar cita con el especialista o la prueba médica de la que están pendientes. Las urgencias son, en este caso, el lugar en el que afloran los problemas del sistema sanitario.