Las urnas que presumiblemente ha distribuido el gobierno catalán para el supuesto referéndum que se celebra hoy no son de metacrilato como las de los procesos electorales oficiales, sino de plástico opaco, con un logotipo de la Generalitat. Se dice que cuestan entre cuatro y siete euros, y que proceden de una empresa radicada en China. Si las cajas que van a servir de urnas y muchas banderas esteladas se han encargado a empresas chinas, el único que sale ganando con la actual pugna es el comercio oriental. Triste broma, a fin de cuentas, pues lo que se haya gastado la Generalitat siempre será una cantidad ínfima para el coste de fractura social que está provocando en la población catalana y española su fanática defensa del 1-O.