Tras 14 años de diputada del PSOE, Carmen Romero López (Sevilla, 15-11-1946), esposa de Felipe González, no se presentará de nuevo en las próximas elecciones, aunque seguirá con su compromiso político.

Antes de aterrizar a los 36 años en la Moncloa como presidenta consorte, ya se había dejado notar en el movimiento estudiantil de los 60 y en el sindicalismo (junto a Alfonso Guerra participó en la implantación en Sevilla de la UGT de enseñanza). Su formación religiosa en un colegio de monjas (uniforme azul marino con cuello blanco y sombrerito azul) no resistió la laicización y la radicalización socialista en la universidad. Pese a todo, siempre admiró a su padre, un coronel médico al que consideraba "un humanista".

Además de la literatura, siente la pasión de dignificar el papel de la mujer. Ella influyó en el PSOE para fijar la cuota del 25% de representación femenina en los cargos. Como diputada, se preocupó por lo social, y libró algún que otro duelo con las huestes del PP. El más desagradable quizá fue cuando le afeó una sorna al entonces vicepresidente Rajoy, preguntándole si pensaba que los españoles eran imbéciles, y él remató: "Fíjese que, en mi ingenuidad, ni siquiera lo pienso de usted".

Carmen Romero dejará el recuerdo de quien nunca ambicionó el poder ni se valió de él. Nada que ver con botellas ni botellones.