¿Por qué hay tantos españoles a los que no les hace demasiada gracia la bandera española? Habrá razones de toda índole, pero yo diría que los motivos por los cuales a estas alturas no resulta fácil sentirse identificado con el trozo de tela oficial son fundamentalmente históricos, uno de carácter general y otro de orden particular.

Las peores plagas del siglo XX (del comunismo al nazismo pasando por todo tipo de dictaduras) hallaron escenificación en marciales parafernalias de himnos y escudos y siniestros desfiles con enseñas patrióticas agitadas en un aire viciado de embrutecimiento colectivo y odio a la diferencia. Ante esta realidad, la banderafobia no parece sino la lógica reacción ante los excesos identitarios de cualquier signo

Además, nuestra bandera constitucional está teñida por la apropiación sangrienta que el franquismo hizo de los colores rojo y gualda a golpe de formación del espíritu nacionalcatólico. Por eso no suscita la adhesión comunitaria que se da en la mayoría de los estados. Por eso en las manifestaciones se suele usar con afán beligerante más que con ánimo de concordia. Parece que la bandera no es la bandera de todos a no ser que toque Eurocopa o Mundial (y ni así, porque ahí estarán los nacionalistas erre que erre con sus otras banderas).

Es difícil saber si este resquemor ante la bandera será una constante permanente de nuestra sociedad o se irá mitigando a medida de relevo generacional (tampoco es que sea una cuestión de vida o muerte, no vayan ustedes a perder el sueño). Pudiera pensarse que se trata de un asunto meramente simbólico, una nimiedad de cara a la galería que en realidad no dice mucho de nosotros. Sin embargo, pienso que la falta de un emblema común es un síntoma de la división en la que parecemos condenados a desenvolvernos en este país de "hunos y hotros" (Unamuno), del conmigo o contra mí, de rojos contra azules.

Y puede que suene grandilocuente y bastante ingenuo, pero creo que no estaría mal recuperar una bandera que refleje el deseo de ir todos a una más allá de diferencias. Limpiar la bandera de caspa fascistoide y prejuicios pseudolibertarios. Cargarla de un significado positivo a pesar de los políticos que la ensucian con su mala baba, vincularla a valores universalmente loables: la solidaridad que representa el hospital Reina Sofía (más de treinta niños africanos operados de dolencias cardiacas en la última década), el compromiso con la paz y la seguridad de la brigada Guzmán el Bueno jugándosela en el Líbano o la defensa de los derechos civiles en la que se implican todos los que luchan contra las sucias maniobras de tanto pirata suelto. El día en que sin darnos cuenta vinculemos cosas así a la bandera empezaremos a tener un símbolo de unión. Una bandera de todos.

* Profesor del IES Galileo Galilei