Algunas veces he ido andando por la costa, desde la Cala de Mijas hasta Cabopino (Málaga). Aunque en otras ocasiones no le di importancia, esta vez me sentí perturbado al ir acompañado de una joven embarazada. Los jardines cerrados de una urbanización en Calahonda llegaban hasta la zona rocosa donde rompen las olas, impidiendo el paso salvo que se salte por las piedras que forman un muro de contención frente a las olas. Son bienes de dominio público la zona que llega hasta donde alcanzan las olas en los mayores temporales conocidos, siendo esta zona inalienable, imprescriptible e inembargable y careciendo de todo valor obstativo frente al dominio público las detentaciones privadas, por prolongadas que sean en el tiempo y aunque aparezcan amparadas por asientos del Registro de la Propiedad. Ya en el año 1988 la actual Ley de Costas contemplaba la grave dejación administrativa frente a la usurpación de estos espacios. Veintinueve años después se sigue tolerando esta apropiación indebida de algo que pertenece a toda la sociedad.