No hace falta que los tanques paseen por la Diagonal, solo bastó que docena y media de guardias civiles entraran en el Parlamento catalán y el Palacio de la Generalidad, para que ningún independentista se atreviera a decir esta boca es mía. ¡Por un momento, la noticia parecía indicar un Tejerazo, pero no, esta vez los golpistas estaban dentro! La guardia civil, para no asustar mucho, iba de paisano, con ropa informal y pañuelos en la boca. ¡Vamos, que si no llegan a ir acompañados por el fiscal anticorrupción, los agentes beneméritos hubieran pasado perfectamente por miembros de la CUP! Además no interrumpieron ninguna sesión parlamentaria, solo buscaban en las oficinas la agenda privada de Germá Gordó, el gran conseguidor de clientes del 3%. Obviamente, la agenda ni estaba allí ni nadie sabía nada de ella. El diario La Vanguardia, tan combativo con el estado español, solo atinó a escribir que los agentes, «Se han personado». ¡La verdad es que la Benemérita bien podía haber avisado de su llegada!