Son días convulsos en Asia. A Corea del Sur han llegado ya las primeras piezas del escudo antimisiles estadounidense que solivianta por igual a Pyongyang, Pekín y Moscú. Su finalidad declarada es el control de los misiles norcoreanos pero China y Rusia sospechan que también fiscalizará su territorio. Las presiones chinas en las últimas semanas no han sido escasas ni tibias. Ha prohibido las célebres producciones surcoreanas, ha cancelado las actuaciones de sus artistas y espoleado el boicot a sus empresas.

Pekín ha repetido este martes su “firme oposición” al escudo y amenazado con acciones sin especificar. “China tomará las medidas necesarias para defender sus propios intereses de seguridad. Todas las consecuencias serán achacables a Estados Unidos y Corea del Sur”, ha explicado en rueda de prensa el portavoz del Ministerio de Exteriores, Geng Shuang.

Estados Unidos había insistido durante una década a Seúl para que le permitiera desplegar el llamado THAAD en su territorio. El ritmo de lanzamientos de misiles norcoreanos se dobló en el último año y convenció a Seúl de la necesidad de blindarse a pesar de las presiones chinas. Estados Unidos ha acelerado los trámites porque es más que probable que el proceso de impeachment de la actual presidenta, Park Geun-hye, devuelva a los liberales al Gobierno. La oposición y buena parte de la población surcoreana se oponen al escudo por el deterioro de las relaciones con China y Rusia y por los temores a que las instalaciones se conviertan en un objetivo prioritario de los misiles norcoreanos.

PROVOCACIONES PERMANENTES

"Las continuas provocaciones de Corea del Norte, que incluyen el lanzamiento de misiles de este lunes, solo viene a confirmar la prudencia de nuestra decisión de desplegar el sistema antimisiles", ha subrayado el comandante en jefe para el Pacífico Harry Harris, que ha subrayado que el sistema tiene objetivos exclusivamente de defensa. Las primeras piezas del sistema de defensa antimisiles conocido como THAAD (Terminal High Altitude Area Defense) han llegado esta madrugada a la base aérea de Osan, en Corea del Sur, según se muestra en imágenes facilitadas por el Ejército estadounidense.

El THAAD puede detectar y seguir blancos a una distancia de unos 1.000 kilómetros, según un informe del grupo 38 North, lo que significa que no puede detener un potencial misil balísticos intercontinental (ICBM). El sistema podría quedar anulado si Corea del Norte lanzara una serie de misiles simultáneamente y no es eficaz contra los misiles balísticos lanzados desde submarinos desde el sur, este u oeste de Corea del Sur, de acuerdo con el informe de 38 North .

NUEVA FASE DE LA ESCALADA

Los cuatro misiles lanzados por el régimen de Kim Jong-un cayeron en el Mar de Japón provocando el malestar tanto de Seúl como de Tokio. El presidente de EEUU, Donald Trump, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, han hablado por teléfono sobre el tema. "Japón y EEUU consideran que el lanzamiento de misiles por parte de Corea del Norte va en contra de las resoluciones de la ONU y es una clara provocación hacia la región y hacia la comunidad internacional", ha subrayado Abe. "La amenaza de Corea del Norte ha entrado en una nueva fase", ha concluido el primer ministro nipón.

El Consejo de Seguridad de la ONU ha convocado una reunión urgente para el miércoles a petición de EEUU y Japón. El pasado enero, Kim Jong-un aseguró que su país estaba en la "fase final" de desarrollo de un nuevo misil intercontinental, a lo que Trump le respondió que "Corea del Norte nunca tendrá misiles que puedan alcanzar EEUU".