En el extremo nororiental del término de Carcabuey se localiza uno de los rincones más sugestivos de las Sierras Subbéticas, una pequeña depresión entre montañas que sirve de conexión entre los llanos de la Virgen o polje de la Nava de Cabra y los llanos de Arriba o polje de la Fuenseca, donde nace el arroyo del mismo nombre, muy conocido porque, a su encuentro con el Bailón, forma uno de los saltos de agua más notorios de la provincia de Córdoba, las afamadas Chorreras de la Nava de Cabra.

Este paraje se conoce como El Navazuelo, y está rodeado de elevadas cumbres, como la sierra de Pelpitre (1173 m.) o el pico Lobatejo, vértice geodésico de 1.380 metros de altitud donde confluyen los términos municipales de Zuheros y Carcabuey. Un bonito cortijo, una fuente con bello pilar escalonado, el ganado que pasta tranquilamente en los prados y los impresionantes y centenarios árboles que lo rodean son algunos de los elementos que contribuyen a acrecentar el valor paisajístico de este bucólico paraje. El collado del Navazuelo era, además, uno de los principales accesos de esta sierras, de caminos que conectaban el pasillo de Carcabuey con las poblaciones situadas al otro lado del colosal macizo calcáreo de la Sierra de Cabra, como Zuheros o Doña Mencía.

Entre el kilómetro 14 de la carretera A-339, poco antes de llegar a la Estación de Servicio y el restaurante La Zamora viniendo desde Cabra en dirección a Carcabuey, se inicia a mano izquierda una pista de 7 kilómetros que conduce al cortijo del Navazuelo. Este camino público o carretera terriza (CP-100) lo construyó la Diputación Provincial y está señalizado como Sendero de Gran Recorrido, porque forma parte del PR-A-80 (Cabra-Sierra Horconera). El camino, aunque dando numerosas curvas para facilitar el acceso de vehículos, sigue el trazado de una vía pecuaria, la colada del camino de Doña Mencía a Carcabuey, cuya denominación da idea de las poblaciones que comunicaba.

Parte de los 600 metros de altitud y tras una pequeña recta comienza la ascensión, en principio suave, para ir ganando pendiente y altura paulatinamente, dando vueltas y vueltas. A unos tres kilómetros y 700 metros de altitud se localiza el manantial del Hoyo o pozo de las Casillas. Está situado junto a una pequeña alameda y un cortijo en ruinas y presenta en la actualidad un muro de mampostería a modo de brocal con planta en forma de herradura. Frente a la fuente, al otro lado del camino, se ha construido un pequeño banco para el descanso de los caminantes. A pocos metros surge, a mano derecha, un camino que conduce a la cortijada del Hoyo, que es hoy un bien montado alojamiento rural que recibe la denominación de cortijo Entresierras.

A los 900 metros, dejamos el verde plateado de los olivares, para entrar en una zona más boscosa. Discurre el camino entre el frondoso monte de Pelpitre, a nuestra izquierda -poblado de encinas, quejigos, cornicabras y lentiscos- y las escabrosas estribaciones de Lobatejo a nuestra derecha. La presencia de varias ruinas de caseríos entre enormes pedregales nos anuncia la llegada al collado del Navazuelo, de 1.020 metros de altitud, y, un poco más allá, el cortijo del mismo nombre, a cuyo pie encontramos una hermosa fuente. Se trata de un pilar edificado en 1578, alimentado de agua por una cañería de atanores, el último de los cuales sirve de caño. Consta de un extenso pilar de planta rectangular de casi diez metros de longitud, completado en su extremo sur con tres piletas de planta circular escalonadas de muy bella factura. Todo el conjunto está rodeado por un empedrado de guijarros. Al llegar aquí, caben dos opciones: Seguir hacia la izquierda por el PR-A-80, que conduce al cortijo Romero y a la Nava de Cabra; o continuar hacia el Norte, en dirección al puerto del Mojón, para llegar al polje de la Fuenseca o del Navazuelo, un gran llano localizado a 1.040 metros de altitud y con una morfología y formas paisajísticas similares a La Nava de Cabra, pero de menores dimensiones.