Ha fallecido a los 97 años de edad el arquitecto José Rebollo Dicenta, quien se tituló por la Escuela de Arquitectura de Madrid en 1942 cuando el ambiente escolástico era unificado y academicista, y cuando entre las condiciones previas que se exigían estaban las de saber matemáticas y dibujar.

Al acabar la carrera fue llamado por Cárdenas para trabajar en su estudio, colaborando con él en el proyecto de la Cruz Roja de Irún, entre otros. Al tiempo se presentó a concursos, obteniendo accésit en uno sobre Viviendas Mínimas promovido por el Colegio de Arquitectos de Madrid. Esta solución fue utilizada luego por él mismo en el Sector Sur de Córdoba e imitada o reinterpretada por otros compañeros en diversas ocasiones. Junto a Julio Garrido obtuvo el premio de un concurso sobre diseño de mobiliario para viviendas. En 1943 ya había comenzado el programa de Regiones Devastadas fraguado desde el Gobierno. Rebollo fue llamado para colaborar en él y le propusieron Córdoba. Poco tiempo tuvo de vivir como discípulo. Este segoviano por raíces familiares y madrileño de nacimiento llega una noche de verano a Córdoba, donde la gente charlaba en las aceras sentada en sillas o recostada en hamacas.

Viene para poco tiempo, pero pronto capta que ha llegado a un sitio especial, donde el compañerismo profesional y el gracejo de Amalia Puig lo engancharán para siempre. Ayudado por la enseñanza escolástica de las arquitecturas vernáculas y notando a la ciudad en el cruce de sierra y campiña, de Castilla y Andalucía, Rebollo capta pronto la esencia de los valores característicos cordobeses. Los que sabría desarrollar posteriormente en numerosas intervenciones urbanas y edificatorias, rejuntando el aire clásico segoviano, el empaque compositivo madrileño y la barroquizante luz del lugar.

Además de ser subdelegado del Instituto de la Vivienda en Córdoba, desde donde proyecta 100 viviendas para Baena, Rebollo consiguió la plaza de arquitecto municipal del Ayuntamiento de Priego de Córdoba, donde construyó su edificio Consistorial en 1950. Allí mismo desarrolló otras obras diversas como la Fundación Arjona Valera (1952). Mientras tanto realizó los cursos de urbanismo en el Instituto de Estudios de Administración Local.

Pero el definitivo papel como arquitecto municipal lo desarrolló en el Ayuntamiento de Córdoba, donde entra en 1955. Su coincidencia con el alcalde Antonio Cruz--Conde supuso una oportunidad histórica. La colaboración entre ambos fue clave para el desarrollo de importantes aspectos de la ciudad. RAFAEL CASTRO AVILA