El Córdoba dio un pasito en el empeño de cumplir su objetivo, aunque sea por el camino de la reválida. Un pasito, sí. Pero ya es más de lo que han dado dos de los otros tres implicados en las eliminatorias de ascenso. Bastante más. ¿Será suficiente? Pues con este equipo es aventurado predecir una cosa u otra, entre otros motivos porque siempre da dos caras. Ante el Girona volvió, ayer, a hacerlo, por más que alguno se empeñe en colocar bufanda blanquiverde --mental-- hasta a los aficionados catalanes que se dieron cita en el coliseo ribereño.

Este Córdoba es el que tiene una puesta en escena vigorosa, contundente, rítmica, vertiginosa, veloz, extenuante, asfixiante... Para ponerse con 2-0 a los 11 minutos de encuentro con un nombre propio: Xisco Jiménez. Si la preocupación de la mayoría --compartida desde aquí-- era la ausencia de Florin Andone, el balear quiso reivindicarse --¿hacía falta?-- con un doblete que hizo enloquecer a la grada. El primero, gracias a la fe de Nando García, que persiguió un saque de puerta de Razak hasta el fondo para pasar atrás al punto de penalti. Fidel disparó, tocó en un defensa, luego en el palo y el rechace lo embocó el delantero centro blanquiverde. El segundo, apenas dos minutos después, con un gran pase de Caballero a la espalda de la empanada defensa catalana que enganchó en el aire Xisco para batir a Isaac Becerra.

Ya en el minuto 3 De Tomás avisó de las intenciones locales al robar un balón más que comprometido a Borja García, aunque su disparo final salió desviado. Pero el Córdoba funcionaba a ritmo de AVE y no sólo en menos de 15 minutos tenía ese 2-0, sino que pasados los 20 se estrellaba en el balón tras un cabezazo de Luso Delgado a un saque de falta de Fidel Chaves. Podría haber sido un golpe definitivo, pero unos milímetros decidieron mucho, ya que en el fútbol los momentos son los momentos. En el último cuarto de hora el Girona logró recomponerse y el Córdoba dio un pasito atrás, lógico por varios motivos. Primero, por el marcador y segundo porque era imposible mantener ese ritmo. De hecho, esa puesta en escena dejaba la duda de cómo iba a aguantar este Córdoba, no sobrado físicamente a lo largo del campeonato, la segunda parte de un encuentro jugado a casi 40 grados. No le salió perfecto el plan a los blanquiverdes, tanto por ese tercer gol no anotado como el encajado en el minuto 29, cuando su intención era llegar al menos al descanso con ese 2-0. Y el error volvió a aparecer a balón parado. O en una prolongación del mismo. Un saque de esquina con rechace terminó con un pase a la espalda de la defensa cordobesista en donde apareció Cristian Herrera, que batió a Razak sin problemas.

En esa primera media hora el Córdoba se había hecho merecedor a mayor distancia en el electrónico que ese 2-1 y posiblemente tras el remate de Luso al palo debió insistir, aunque se entiende que las fuerzas daban para lo que daban. El caso es que desde el gol visitante hasta el descanso el partido se equilibró, el Girona pudo empezar a tocar en terreno propio para intentar construir y merodear el área de Razak, aunque con poco éxito.

Este Córdoba es también el de los bajones físicos, el de la cruz después de la cara, el del pasito para atrás cada cuarto de hora, el de los problemas en los laterales (no sólo por ellos, que también), el que le cuesta defender con el balón en el pie, el de la ausencia de fútbol, el de una plantilla que se juega la reválida con hombres que apenas suman cinco partidos... Y logra mantener la portería a cero durante 45 minutos metiendo el culo atrás de manera progresiva y dando el protagonismo al rival. Con esa seña de identidad ha llegado el Córdoba hasta las eliminatorias de ascenso, porque estaba claro que por la vía directa iba a ser imposible. Y en los play-off, un cordobesista lo sabe mejor que nadie, puede ocurrir de todo.

El Girona comenzó la segunda mitad con la confianza que le dejó aquilatar el Córdoba en el último cuarto de hora de la primera, cuando hasta poco antes del gol catalán los de Machín estaban algo más que tocados. Pero ya se jugaba otro partido. En cualquier caso, los rojiblancos mostraron lo mismo que en Liga: una buena iniciación, una transición con calidad, triangulando y yéndose a las bandas, pero una finalización penosa, en líneas generales.

Como en tantos partidos de Liga de este Córdoba, ese primer cuarto de hora de la segunda mitad transmitió la sensación de encuentro algo roto: igual podía llegar el empate visitante que el tercero blanquiverde, ya que el Girona llegaba por medio de Clerc (min. 50) o a balón parado a través de Kiko Olivas (min. 59) mientras que el Córdoba intentaba matar al adversario a la contra, aunque sin finalización clara.

Oltra estuvo listo al meter a Víctor Pérez por Xisco, porque con el manchego la caída no fue tan rotunda como en otras ocasiones, se vislumbró más suave, casi un aterrizaje. Las entradas finales de Pineda y de López Silva dejaban a las claras lo que es este plantel y de lo que puede disponer el técnico.

Pero el Girona era el dueño del partido y sumaba llegadas. Las más claras, una de Richy de cabeza (min. 69) tras un saque de falta de Granell y otra de Sobrino, que a punto estuvo de quedarse solo ante Razak (min. 73). También el balón parado hacía de las suyas, ya que Razak salió no se sabe bien a qué y Kiko Olivas remató, solo, ajustado al palo izquierdo. Y sobre el toque final, una falta de Alcaraz fue rematada abajo por Mata, que se estrelló en el cuerpo de Razak en dos ocasiones.

Este Córdoba de las dos caras toma ventaja por primera vez en un partido de ida de play-off. Y con Xisco tirando del carro.

Ficha técnica:

Córdoba CF: Razak, Stankevicius, Héctor Rodas, Deivid, Domingo Cisma; Nando (López Silva, min. 88), Luso, Caballero, Fidel; Raúl de Tomás (Víctor Pérez, min. 63) y Xisco (Pineda, min. 70).

Girona FC: Becerra; Maffeo, Kiko Olivas, Richy, Alcalá, Clerc; Pere Pons, Borja (Alcaraz, min. 86), Granell (Eloi, min. 78); Sobrino; Cristian Herrera (Mata, min. 80).

Goles: 1-0, min. 9: Xisco; 2-0, min. 11 Xisco; 2-1, min. 29: Cristian Herrera.

Árbitro: Ocón Arráiz (Comité riojano), que mostró tarjetas amarillas a los locales Nando, Héctor Rodas, Stankevicius y Xisco, mientras que amonestó a los catalanes Maffeo y Kiko Olivas.

Incidencias: Partido de ida de la primera eliminatoria de la fase de ascenso a la Liga BBVA, disputado en El Arcángel ante 14.740 espectadores --según datos de la LFP--, con sólo lago más de medio centenar de gerundenses.