Un punto y p'a casa. Este Córdoba que desechó el plan A después de los trompazos ante el Leganés y el Alcorcón, parece que empieza a funcionarle el diseño alternativo. Y mientras llega el fútbol (si llega), los números le responden. Anoche, ante un Osasuna que es todo entusiasmo, empuje, entrega física y segunda jugada, los blanquiverdes arrancaron un punto, un buen punto para continuar con la buena racha en cifras. Y lo consiguió, principalmente, porque tuvo a Razak Brimah como su mejor hombre, con al menos tres intervenciones de mérito, una de ellas a menos de 10 minutos para el final. El ghanés fue el verdadero artífice de que el Córdoba no saliera derrotado de El Sadar, ya que el conjunto blanquiverde dibujó un duelo gris, entregándose a lo que llega por ahora: mucho trabajo defensivo, juntar líneas, olvidarse en gran parte de hacer daño al rival y evitar a toda costa que el adversario se ponga por delante en el marcador. Su primer disparo contra Nauzet, aunque lejos de los tres palos, llegó casi a la hora de encuentro, mientras que intentó probar al portero rojillo en una sola ocasion: en el minuto 72. Los de Oltra ya han demostrado que con el electrónico en contra poco hay que hacer, mientras que si éste se decanta a favor aparecen las bandas y los hombres de ataque en forma de fulgurantes contragolpes. Anoche no pudo ser y tocó aguantar los achuchones rojillos y confiar en que el ghanés mantuviera la línea de anteriores encuentros. Y bingo, salió.

Oltra no estaba para sorpresas ni cambios en el once y de hecho el único que hizo fue el obligado de Rafa Gálvez por Luso Delgado. Ya desde el inicio se comprobó que al Córdoba le faltaba balón y que el ritmo del encuentro lo iba a marcar el Osauna, empujado por una grada que no para de animar. La preocupación de los blanquiverdes en ese primer tiempo era, principalmente, que Roberto Torres tenía mucha movilidad y lograba conectar en ocasiones con la gente de arriba y que Merino también conseguía dar consistencia a la unión defensa-ataque de los rojillos. Era llamativo que un equipo con cuatro elementos en el centro del campo perdiera el dominio de éste, pero fue así y los pamplonicas daban cierta continuidad al juego y a las llegadas por las inmediaciones de Razak.

Quizá la noticia más positiva para los blanquiverdes es que las bandas conseguían permanecer tapadas, eso sí, con la ayuda de un Pedro Ríos que ha terminado por convertirse en el hombre clave de este equipo, al menos en el inicio de competición. Mientras que ayudó a Stankevicius durante todo el duelo, en una fase de la segunda parte Oltra lo metió por dentro y fueron los únicos minutos en los que los cordobesistas plantearon algún problema a los locales. Esa primera parte, en todo caso, estuvo marcada por el ánimo de Osasuna, las dos o tres apariciones de Razak y por la ausencia en ataque del Córdoba, que para que generara un 'uy' a sus aficionados tuvo que ser por medio de un regalo de Oier que no terminó de aprovechar Florin Andone.

La segunda parte comenzó con peor cara para los visitantes, ya que los pamplonicas parecían meter una marcha más, y tras dos acercamientos con peligro obligaron a la tercera a intervenir al ghanés tras un disparo de Merino. Justo después llegó el primer disparo del Córdoba, a cargo de De Tomás, que lanzó desde 30 metros, flojo y desviado, un balón que robó en la línea de tres cuartos.

El segundo disparo blanquiverde fue en el minuto 63, a cargo de López Silva, que entró por un desafortunado Nando. También metió Oltra a Fidel por De Tomás a 15 del final y pareció darle mejor resultado el segundo onubense más que el primero. Con todo, los movimientos de banquillo de Enrique Martín dieron a Osasuna el segundo resuello para apretar a los visitantes durante 20 minutos. Pero se encontraron siempre con Razak. Primero, con un disparo de Pucko que atajó sobre la raya de gol. Luego, tras un córner que remató Oier y finalmente con un disparo de Nino al que respondió con un gran despeje y tras el que los rojillos pidieron penalti.

En ese intervalo, el Córdoba bastante hacía con defenderse y, para intentar aparentar su interés por los tres puntos, no paró de mandar balones largos a Florin Andone. De Tomás quedó prácticamente inédito, mientras que los hombres de banda se dedicaban a tapar vías. No dejó de ser paradójico que en el único balón dividido que ganó la medular cordobesista en todo el encuentro, a cargo de Markovic, el Córdoba generara su ocasión más clara. El serbio conectó con el rumano, que le había ganado la espalda a la defensa rojilla, y se plantó solo ante Nauzet. El canario salió victorioso. Tras dos nuevos acercamientos locales por el área blanquiverde, el partido entró en la senda del miedo. Martín intentaba que a su equipo no le pudieran las ganas y fuera pillado en una contra, mientras que Oltra miraba el reloj pidiendo el final.

En esos 10 últimos minutos apenas pasó nada, salvo una galopada de Pineda, que se encontró solo con un balón al pie y fue interceptado en falta no pitada por Cordero Vega cuando aún intentaba creerse la ocasión que se le había presentado.

En todo caso, buen punto el sumado por los de Oltra, que en las últimas semanas se han entregado a ese plan B de mantener la portería a cero. El aparcado protagonismo salió del cajón para tocar a Razak, que dio algo de color a un gris Córdoba. Por ahora es suficiente.