Decíamos en la previa que al Córdoba no le quedaba otro plan que el de exprimirse y lo hizo hasta la piel. Ese fue el mensaje que se dedujo de la comparecencia, un día antes, del jefe de la caseta y los que estuvieron en el césped lo cumplieron a rajatabla. Lógicamente, y tal y como se podía prever, el esfuerzo fue insuficiente. Por muchas razones. Empezando por el rival, un Valencia que decidió sacar un once titular algo raro, con los dos Rodrigos desde el inicio y con Feghouli y Negredo en el banco. Un Valencia que tuvo más capacidad de la que le pudo parecer a muchos, ya que los de Nuno aguantaron los primeros 20 minutitos de los locales para ir imponiéndose progresivamente, adelantarse en el marcador y echarse a dormir. Les despertó el penalti (más que dudoso) a favor del Córdoba para, ahí sí, generar cuatro ocasiones en apenas seis minutos y volver a dejar las cosas como estaban y debían ser, visto lo visto. Por lo tanto, un Valencia racanillo, que decidió guardar los grandes esfuerzos para las batallas gordas. Y la de ayer no lo era, ya que el mismo rival se lo confirmó.

El Córdoba decidió volver a un dibujo más lógico, olvidando probaturas sevillanas e introduciendo muchos nombres nuevos en el once, incluyendo la cuota de vestuario , para ver si así los valencianistas se despistaban o, simplemente, como un signo de apurar lo poco que se tiene en el magín. Un dibujo, por cierto, que también generaba alguna duda, con una línea de cuatro que en ocasiones dejaba a Abel Gómez como segundo delantero. A pesar de esa disolución momentánea del doble pivote, una nota positiva la dio René Krhin, que al menos se reivindicó después de que en Sevilla no le dejara el famoso invento. Y también esos 20 minutos locales, en los que el esfuerzo del colectivo logró equilibrar el choque e incluso generar alguna ocasión. Pero poco más pudo ofrecer un Córdoba que se desangra poco a poco a pesar de que sus males están más que identificados.

Ofensivamente, los blanquiverdes volvieron a vivir del egoísmo e inmadurez de algunos de sus elementos de ataque. Una probatura de Bebé a Alves, una galopada de Ghilas, alguna cosita de Héldon... Más un balón suelto que enganchó el capitán y un balón parado rematado por el recién entrado Florin Andone. Pare usted de contar. ¿Incorporaciones de la segunda línea? ¿Desdobles? ¿Tres pases seguidos en línea de tres cuartos rival? Nada. Balones largos para rezar que Ghilas no se los deje atrás por su ansia o que Bebé demuestre por enésima vez lo que se aprende en el fútbol callejero.

Defensivamente la cosa fue aún peor, a pesar de que Pantic, por ejemplo, estuvo más tiempo en el carril del 2 que como central y, asimismo, tras comprobar de nuevo que Edimar podría ser un carrilero correcto, pero nunca un lateral, salvo conversión milagrosa tras abrazar el Evangelio de san Clemente (Javier). Si en enero se decía que se buscaba, además de los cinco llegados, un portero, un lateral y hasta otro central no era en vano. Es que el equipo los necesitaba después de un verano en el que el vino y las rosas nublaron la razón.

Así las cosas, en esos primeros 20 minutos la premisa era elevar la presión hasta arriba para evitar el daño e intentar lanzar alguna contra. Se logró lo primero, no lo segundo. Y cuando llegó el minuto 25 empezaron a verse los primeros síntomas de cansancio. El ritmo era complicado de mantener, pero no había plan alternativo.

El último cuarto de hora del primer acto ya tuvo color naranja y en la segunda ocasión que fabricaron los de Nuno, el Valencia se puso por delante en el marcador. Así, casi al trantrán. La segunda parte comenzó prácticamente igual y tuvo que ser Florin Andone, recién salido desde el banco, quien levantara al público de sus asientos tras rematar de cabeza un saque de esquina botado por Héldon. Pero fue un espejismo. El Córdoba quería, empujado por el corazón pero sin ideas, mientras que el Valencia dejaba correr el reloj sin recibir siquiera un susto.

Se lo dio Undiano, que decretó un penalti que, de haberlo señalado en la otra área, al menos hubiera dado para agarrarse al argumento arbitral. Ghilas anotó con tranquilidad, se marcó un bailecito con Bebé como si hubiera anotado el quinto de una goleada y ahí dijo el Valencia que tocaba ganar. Ya con Feghouli y Negredo desde minutos antes, los ché provocaron cuatro llegadas con peligro con sus correspondientes ocasiones en tan solo seis minutos. El Córdoba pudo aprovechar la tromba valencianista con dos contras, pero (¡ay!) de nuevo las individualidades dieron al traste con las mínimas opciones que tuvo. Piatti, finalmente, dio la puntilla con un remate en semifallo en el que Saizar (que tuvo dos buenas intervenciones antes) pudo hacer algo más.

Los locales terminaron de derrumbarse después de sobreponerse, a base cuchillo (como le gusta a su entrenador) a la superioridad del rival y a la falta de ideas propias. Volvieron a ser el equipo de siempre: muchas dudas defensivas, falta de colocación, intervenciones constantes de su portero, metros de distancia entre líneas y ataques a base de individualidades, lo que se traduce en facilidad para encajar y sufrimiento para, como mínimo, generar peligro. La radiografía está revelada desde hace tiempo. Solo falta que el cirujano se decida. Mientras lo hace, su bisturí cumple a rajatabla el refrán: cuchillo de melonero, probar muchos hasta hallar uno bueno.

Estadio: El Arcángel

Asistencia: 17.034 espectadores, con presencia ché

Terreno de juego: Regular

Córdoba: (13) Saizar, (33) Campabadal, (2) Pantic, (3) Crespo, (11) Edimar, (21) Krhin, (7) Rossi, (9) Héldon, (23) Abel Gómez, (23) Bebé y (14) Ghilas.

Cambios: (28) Florin Andone por Abel Gómez en el 54', (35) Fede Vico por Edimar en el 58' y (20) Zuculini por Krhin en el 83'.

Valencia: (1) Diego Alves, (2) Joao Cancelo, (5) Mustafi, (23) Otamendi, (31) Gayá, (18) Javi Fuego, (10) Parejo, (21) André Gomes, (17) Rodrigo, (20) De Paul y (11) Piatti.

Cambios: (7) Negredo por De Paul en el 60' y (8) Feghouli por Rodrigo en el 64'.

LOS GOLES:

0-1 (38') Jugada de triangulación ché que supera por completo al equipo local y que finaliza con un remate de André Gomes, solo, en la frontal del área pequeña.

1-1 (74') Penalti más que dudoso de Otamendi a Héldon que lanza Ghilas.

1-2 (81') Buena jugada visitante con remate final de Piatti en semifallo, aunque Saizar no logra evitar el tanto.

EL ÁRBITRO:

Undiano Mallenco (C. Navarro)

Amonestó por parte blanquiverde a Héldon Ramos (50') y a Gayá (47') y Rodrigo (57') por parte valencianista.