Estadio: Anoeta. Asistencia: 21.169 espectadores- Terreno de juego: Bien

REAL SOCIEDAD: (1) Rulli, (20) Zaldua, (6) Iñigo, (15) Ansotegi, (19) Yuri, (14) Rubén Pardo, (8) Granero, (10) Xabi Prieto, (16) Canales, (18) Chory Castro y (9) Agirretxe. Cambios: (11) Carlos Vela por Granero en el 65', (5) Markel Bergara por Chory Castro en el 79' y (7) Finnbogason por Agirretxe en el 88'.

CÓRDOBA CF: (1) Juan Carlos, (17) Gunino, (12) Iñigo López, (2) Pantic, (29) Pinillos, (20) Zuculini, (21) Krhin, (24) Bebé, (18) Borja García, (9) Héldon y (28) Florin Andone. Cambios: (6) Luso Delgado por Héldon en el 33', (16) Fidel por Zuculini en el 49' y (10) Fede Cartabia por Florin Andone en el 79'.

LOS GOLES

0-1 (11') Saque de esquina que bota Bebé y que remata de cabeza, impecablemente, Florin Andone. 1-1 (33') Centro de Canales y Agirretxe, a la altura del primer palo, peina de cabeza para cruzar el balón al segundo. 2-1 (76') Chory Castro a pase de Xabi Prieto. 3-1 (91') Finnbogason, a pase de Carlos Vela.

EL ARBITRO

Velasco Carballo (C. Madrileño). Horroroso. Amonestó al local Ansotegi (10') y a los cordobesistas Héldon (33'), Zuculini (45'), Juan Carlos (64'), Bebé (71'), Krhin (88'), Fede Cartabia (91') e Iñigo López (74' y 80'), por lo que fue expulsado. También expulsó por roja directa a Pantic (5') y Pinillos (91').

LA CRÓNICA

Dicen que desde que se inventaron las excusas, nadie queda mal. O al menos, no se encuentra culpable entre los propios. Nunca se sabrá si el partido del Córdoba en Anoeta hubiera terminado igual, con derrota amplia, o por el contrario, si la expulsión de Pantic a los cinco minutos de partido hubiera servido para que el debut de Romero hubiera sido algo más placentero y, sobre todo, ilusionante. Pero Velasco Carballo dejó en el limbo muchas cosas. El madrileño tiró de arbitraje facilón. A los cinco minutos mandó fuera a Pantic cuando aún no había tenido tiempo ni de sudar tras una jugada que invitaba, como mucho, a la amarilla. Tuvo piel fina para los pitos de la afición donostiarra ante la parsimonia para sacar de puerta de Juan Carlos, no permitió protesta alguna (incluso camino de vestuarios en el primer tiempo amonestó a Zuculini) y, para remate, el segundo y tercer gol de los locales habría que mirarlos (ni lupa haría falta) si no se iniciaron en sendas faltas sobre los visitantes. Así, si el mejor de los donostiarras fue Rulli (sintomático), para la medalla de plata la lucha estaría entre Canales y el propio Velasco. Habría que preguntarse si con el mismo partido pero entre contendientes con mucho más peso (sobre todo comparados con el Córdoba) el madrileño hubiera estado tan ligero de decisiones y tan sensible de piel. Baste un ejemplo: el comentario a la salida de Anoeta, incluso entre los hinchas más cerrados era lo bueno que salió Velasco.

Pero lo del árbitro mundialista (pásmense) no hace olvidar el resto. Al Córdoba le falta más, bastante más. En los últimos metros, en picardía, en buscar siempre el extremo en todas las situaciones sin perder la cabeza, en juego... Eso sí, nadie puede reprocharle a este equipo la entrega y el esfuerzo, pero es que no hay más. Romero intentó dar una pequeña vuelta de tuerca y movió piezas. Atrás, devolvió a Juan Carlos a la portería, a Gunino al lateral derecho y a Pinillos al izquierdo, porque no había más remedio. Al riojano se le notó la inactividad, además de la bisoñez que ya se le vio incluso en Segunda. De mediocampo hacia adelante tampoco movió mucho, salvo la llamativa (no por injusta, precisamente) suplencia de Fede Cartabia.

Cuando el partido casi ni había nacido el Córdoba se quedó en inferioridad, pero no lo encajó mal, aunque sabiendo que el tiempo jugaba en su contra. El hecho es que Krhin bajó para acompañar a Iñigo López y Borja para hacerlo con Zuculini. Lógicamente, la Real monopolizaba la posesión del balón, pero había más empuje que ocasiones. De hecho, éstas llevaban la firma blanquiverde, con especial mención al balón parado. De ahí nació el gol, con un saque de esquina de Bebé rematado impecablemente por Florin Andone. Cinco minutos después, el Córdoba pudo dar un golpe seco al rival también de saque de esquina. Iñigo remató solo de cabeza y Rulli respondió con un paradón. La continuación de la jugada tuvo los mismos protagonistas, pero el central blanquiverde tiró al muñeco.

La Real empujaba, pero no sumaba ocasiones claras. O se perdía en incursiones individuales, como la de Chory (min. 18) o con pases a la espalda de la defensa blanquiverde que morían por la línea de fondo. En el último cuarto de hora el físico empezó a bajar y los espacios entre líneas de los de Romero aparecían. Yuri pudo anotar el empate, pero fue Agirretxe el que remató rozando con la cabeza un centro de Canales. No había hecho tanto la Real ante un rival en inferioridad como para equilibrar el marcador tan pronto. Pero el Córdoba empezaba a acomodarse después de que Luso relevara a Héldon. Ahí los visitantes se vieron algo más acoplados para intentar lanzar contras y, en una de ellas, también pudieron ponerse en ventaja a través de Bebé, pero el luso se topó con el larguero de la meta de Rulli. Justo antes del descanso, y en un balón suelto en el borde del área, Zaldúa también se topó con la madera.

El primer tiempo dejó el regusto de que el Córdoba había controlado bien esos 45 minutos con uno menos, pero que en el segundo el empuje donostiarra iba a aumentar progresivamente. Y así fue, aunque lo cierto es que los de Moyes no pudieron presumir de ocasiones claras hasta los últimos 20 minutos de encuentro, cuando ya el físico de los visitantes flaqueaba a marchas forzadas, sin olvidar el ánimo madrileño por echarse continuamente la mano al bolsillo.

El escocés metió a Vela y el Córdoba tiró su último cartucho en una contra en la que todo el estadio se lamentaba ya del gol visitante, pero Rulli desvió con el pie un disparo cruzado de Bebé tras un contragolpe lanzado por Borja García. En la siguiente jugada, y tras una plancha a éste último, Chory Castro lograba, a 15 del final, dar la vuelta al marcador. 70 minutos después de la expulsión de Pantic y casi 60 después de que Florin anotara el gol cordobesista. Ese fue el nivel de desgaste de los de Romero.

A partir de ahí, el fin de fiesta velasquiano . Alguna amarilla por aquí, otras dos rojas por allá... Nada más patético que estar fuera de sitio haciendo toreo de salón. Finnbogason anotó el tercero después de una falta de Carlos Vela a Pinillos que, por cierto, también fue expulsado. El Córdoba dio todo lo que tiene en Anoeta y quizás (quién sabe) pudo haberle valido para sacar algo positivo, incluso un triunfo. O puede que no. Lo que quedará para siempre es el ninguneo que sufrió tras un partido honesto y en el que lo dio todo.