Carlos González va a pasar a la historia como el presidente que devolvió al Córdoba a Primera División, pero corre el riesgo de que se le recuerde también como aquel que fue incapaz de aprovechar el poder de un superhéroe. Los blanquiverdes tienen lo más codiciado, el gol, lo que siempre ha faltado, a Florin, y sin embargo el equipo se descose atrás, algo que todos veían desde los albores del campeonato.

El Nástic, un recién ascendido, caminaba en la zona templada en enero y aún así fichó a siete jugadores. Por qué el Córdoba no lo hizo sigue siendo un misterio. Si continúa en play-off es por deméritos de los perseguidores. ¿Pero hasta cuándo durará la motivación de Florin? ¿No le acabará pesando comprobar que tanto esfuerzo apenas sirve para nada? De ser así, la mancha que dejará el presidente este año será tan imborrable como la del ascenso.