Contundente, brillante y ambiciosa, España superó ayer el primer examen serio del Mundial de la mano de un soberbio Pau Gasol (26 puntos, 9 rebotes), con el que envió un aviso más que serio a todos sus rivales.

Dispuesto a confirmar su tremenda pegada, el juego interior de la selección se merendó al de Brasil, en lo que se esperaba como un espectacular combate entre dos de las mejores baterías de pívots del torneo. Pero en realidad, no hubo debate. Y si lo hubo, mínimo, la verdad, acabó convertido en un monólogo de los interiores españoles. De los hermanos Gasol, sobre todo, claramente superiores a Splitter, a Nené Hilario y Varejao. Los grandes, en realidad, despejaron el camino y los exteriores, con 11 triples, adornaron una ilusionante victoria que puso en pie al público de Granada.

INICIO EXCEPCIONAL "Hemos estado intensos y concentrados. Defendiendo bien, reboteando y corriendo para anotar", apuntó Marc Gasol sobre la victoria. "Sabíamos que iban a jugar duro. Ha sido un partido muy completo por nuestra parte. De mucha intensidad", remarcó su hermano Pau.

No pudo ser más contundente la puesta en escena de España. Ansioso como estaba el equipo de Orenga de probarse dejó unos primeros minutos excepcionales. Tensionado en defensa, contundente en cada acción próxima a su canasta, levantando un muro con la presencia de los dos hermanos Gasol, el equipo se adueñó del rebote y empezó a lucir recursos en ataques. Se sucedieron los balones para Pau y Marc, las penetraciones de Ricky, los triples de Navarro y Rudy. Una auténtica avalancha de baloncesto en estado puro.

PERFIL AGUERRIDO Brasil no estaba preparada para lo que se le vino encima. De repente, se encontró con un equipo agigantado y un marcador que, conforme se sucedían los ataques, amenazaba con devorarlo: 2-13 a los cuatro minutos; 12-28, a los nueve, ya con Pau Gasol absolutamente lanzado.

Así que Brasil se encomendó a ese perfil más aguerrido que le da su técnico argentino, Rubén Magnano, después de ver que el cara a cara podía convertirse en un suplicio. Eso ensombreció el juego, endureciendo sus acciones, un aspecto que también facilitaron los árbitros, demasiado permisivos. De repente, toda la fluidez inicial devino espesura, hasta el punto de que España se estancó en dos puntos en los primeros cinco minutos, en los que Brasil firmó un 9-1 de parcial. Orenga también optó por un quinteto más de batalla (Navarro se pasó todo el periodo en el banquillo) y le costó salir del trance, aunque finalmente fue Calderón el que consiguió encender de nuevo la luz.

TRES TRIPLES No cejó España y volvió a subir de intensidad en el tercer cuarto, en un cambio de ritmo que Brasil ya no pudo aguantar. Cuatro acciones consecutivas de tres puntos de la selección, tres triples de Pau y un dos más de uno de Marc (40-60, m. 25), fueron la puntilla a las últimas aspiraciones del rival, que consciente de sus nulas opciones, decidió bajar los brazos , lo que permitió a Orenga también iniciar una rotación porque el campeonato aún tiene muchas batallas que librar.