Llegaba el Córdoba al duelo ante el Mallorca con esa sensación extraña que provocan las miradas de unos a otros, de no tenerlas todas consigo después de dos derrotas, de sentirse ya en un grupo en el que se pegan bocados y no con cierta distancia sobre la jauría. Esa percepción de que un resultado positivo, a pesar de que ese margen se ha estrechado, le mantenía en la zona de privilegio en la que lleva tres meses o, sin embargo, uno adverso podía abrir el debate de "crisis sí" o "crisis no". Posiblemente por eso Oltra se dejó de experimentos, probaturas o apuestas y se decantó por el once que le ha dado hasta ahora tranquilidad. Los cuatro de siempre atrás --tampoco hay mucho más--, los cuatro de casi siempre en el medio y los dos de arriba, la mejor pareja de delanteros de la categoría. Y estos dos no están para miradas que dejen interrogante alguno en el aire. Xisco volvió a demostrar que su adaptación en favor del equipo le da a éste mucho más de lo que puede verse en el encuentro en directo. Bastante más. Y ayer volvió a demostrarlo. Pero hubo alguien que no estaba dispuesto a que le estropearan su semana grande: Florin Andone.

El rumano vive en su salsa cuando huele la duda o --directamente-- el miedo en la defensa rival y a la zaga bermellona, anoche, le hizo un descosido de principio a fin. En el minuto 9 el Córdoba ya le había enviado cuatro balones largos a Florin: en uno provocó un saque de esquina; en otro, Costas tuvo que mandar el balón a la banda; a otro no llegó por poco y sí Wellenreuther, y en el cuarto mandó un centro desde el costado que finalizó con la señalización de un penalti de Oriol a Nando. Lanzó la pena máxima Fidel, por el centro, directo a los palcos del fondo norte y pareció que el error desconectó al onubense prácticamente durante todo el encuentro. Pero daba igual. Florin Andone no estaba dispuesto a que su momento se estropeara y 10 minutos después, flotando entre la defensa adelantada del Mallorca, se deshacía de Costas --al que dejaba sentado-- para recibir un pase vertical de Deivid y enfilar la portería bermellona. Superó con facilidad a Wellenreuther y abría camino entre las pequeñas nubes grises de la previa y el inicio del encuentro. Pero no se conformó. Lo quería todo. Siete minutos después comandaba un contragolpe que finalizó en saque de esquina y a los 26' volvía a salir de manera fulgurante, abriéndose a la izquierda y lanzando un pase a Xisco para que el balear anotara el segundo de la tarde. El huracán Florin parecía amainar unos minutos en los que disparó desviado (30') y dio opción a que se viera en la primera mitad, tímidamente, a un flojito Mallorca, que apenas tocaba el balón, sin profundidad y, por momentos, transmitiendo sensación de estar atemorizado. Pereira no concretó bien ante Razak en el único acercamiento claro de los bermellones hasta ese momento, por lo que el rumano volvió a salir a la palestra con un jugadón por el centro, apoyándose en Fidel y rematando el centro de éste para convertir un gol de bella factura. Pero Alberola Rojas decretó, erróneamente, fuera de juego del onubense, o quizás de Xisco, cuando ambos estaban en posición correcta. El primer acto finalizó con dos ocasiones para los visitantes, ambas a cargo de Brandon, que se topó con Razak, aunque la última de ellas (44') provocó un sobresalto en la grada, ya que el ghanés no logró hacerse con el balón y fue Deivid el que alejó el peligro.

Visto el marcador al descanso y la superioridad manifiesta sobre el rival, Florin Andone se tomó un respiro en el primer cuarto de hora del segundo acto. Gálvez metió a Moutinho y el Mallorca lo agradeció: más balón, mayor idea de cara a la portería rival, aunque con la misma incapacidad en los últimos metros; no en vano, el isleño es el segundo equipo menos goleador de la categoría. Dejó el rumano ese cuartito de hora de vidilla al enemigo para volver a aparecer de manera fulgurante. De nuevo le hacía un siete a Aveldaño para irse solo por la banda y lanzar un pase al punto de penalti que enganchó Xisco sobre la marcha para toparse de nuevo con el alemán bermellón. Apenas cinco minutos después volvió a aparecer el '10' para lanzar un centro raso que se paseó por todo el área mallorquinista sin encontrar rematador, mientras que los de Gálvez continuaban tocando balón en algunas zonas del campo cercanas al área rival, pero nada más. Ahí se morían.

DOS GOLES EN UN MINUTO Siguió el carrusel de cambios y nada más saltar al terreno de juego y en una jugada con alguna duda, Markovic lograba superar a Wellenreuther por arriba y convertir El Arcángel en una fiesta. Ni tan siquiera el gol visitante, apenas un minuto después, a cargo de Brandon, logró empañar la sensación de superioridad absoluta del Córdoba sobre un Mallorca que, además de sus propias debilidades, pareció llegar mirando de reojo a los cambios institucionales que padecen desde esta misma semana. Como anécdota, el balón al travesaño de Moutinho de falta directa cuando Alberola ya casi miraba el reloj y que no hubiera enturbiado en nada el triunfo local ni, por supuesto, la actuación del pichichi blanquiverde, al que esta semana le había puesto el club en los despachos el traje de estrella y él se encargó anoche de hacerle honores sobre el verde de El Arcángel. Porque el rumano había salido desde el inicio dispuesto a que la de anoche fuera la fiesta de Florin Andone. Y vaya si lo logró.

Ficha técnica:

Córdoba CF: Razak; Stankevicius, Héctor Rodas, Deivid, Cisma; Nando, Víctor Pérez, Luso, Fidel (Pedro Ríos, 82'); Xisco (Markovic, 70') y Florin (Raúl de Tomás, 87').

Real Mallorca: Wellenreuther; Campabadal, Costas, Aveldaño, Joan Oriol; Yuste, Sissoko, Damià (Acuña, 74'), Pereira (Moutinho, 46'); Brandon y Coro (Bianchi, 56').

Goles: 1-0, M.16: Florin. 2-0, M.26: Xisco. 3-0, M.72: Markovic. 3-1, M.73: Brandon.

Árbitro: Alberola Rojas (Colegio Castellano-Manchego). Amonestó al local Luso, así como a los mallorquinistas Joan Oriol, Bianchi, Héctor Yuste y Brandon.

Incidencias: Partido de la vigésima jornada de la Liga Adelante disputado en El Arcángel 15.164 espectadores, según datos de la LFP.