En el fútbol profesional, el objetivo a perseguir ha de ser siempre el triunfo, aunque no interese, aunque no sea lo conveniente, aunque ni toque ni pegue. Pero cuando el futbolista se viste de corto, suenan los himnos y miles de voces animan, la motivación no puede ser otra que ganar. Y eso hizo el Córdoba, que con un equipo de varios suplentes y algunos cambios tácticos, logró imponerse al Cádiz en el Ramón de Carranza, con algo de sufrimiento, para sellar el pase a los dieciseisavos de la Copa del Rey, donde el Córdoba espera ahora enfrentarse a un Primera que no juegue Champions. Tres temporadas llevaba el Córdoba cayendo a las primeras de cambio en el torneo del caos. Ahora tiene por delante la compleja misión de volver a hacer que la Copa mole sin descuidar el objetivo prioritario del ascenso.

Porque aunque para Oltra y para otros tantos la Copa no es prioridad, Juli no estaba dispuesto a ponérselo fácil al rival. Fue cuanto menos sorprendente que un jugador de 35 años acumulase un partido extra de forma casi gratuita. Pero el técnico quería probarlo por dentro, donde mejor ha funcionado en su carrera. Y después de una carrera tan dilatada si algo ha aprendido el de Alcoy es a pegarle bien con ambas piernas. Liberado en gran medida de la carga defensiva, Juli se marcó un partido de los que llaman la atención. También sorprendió en el once Kieszek, titularísimo en Liga, pese a que todo hacía indicar que Marc Vito tendría su primera oportunidad con el primer equipo. Lo del polcaco también merece mención. Porque acabó señalado en las primeras jornadas y hasta se le vio algo inseguro después de encajar aquel gol olímpico en Murcia, pero está claro que ha ganado en confianza. Ayer fue decisivo en el pase de ronda.

José Luis Oltra / TÉCNICO DEL CÓRDOBA«Partido muy serio en el que hemos sabido jugar. Toca esperar rival. Betis o Valencia, mis preferidos»

Otro nombre propio fue el de Pablo Vázquez. El jugador con ficha del segundo equipo, que llegó este verano procedente del San Fernando, también se marcó un partido destacable. Sin complicaciones. Solidario con los compañeros. Seguro.

Peor tarde tuvo Javi Galán. Con el tema de forzar la polivalencia, el extremo izquierdo sufrió en exceso ante Nico Hidalgo, que convirtió la banda izquierda en una autovía por la que filtrar balones al área. Y es que el Rooney de Badajoz no luce en una posición que no es la suya.

TODO EN LA PRIMERA PARTE

Los dos equipos evidenciaron la importancia que tiene el torneo en Segunda dejando pasar los minutos sin que pasase nada, en lo que apuntaba a un choque aburrido. De hecho, fue gracias a un error no forzado que los blanquiverdes lograron adelantarse, cuando Juli pescó una mala cesión a Jesús Fernández y, pese a la oposición de Servando, logró batir al meta local.

Pero duró poco la alegría a los visitantes. Apenas cinco minutos después, Nico Hidalgo volvía a ganar en esa pugna por la banda de Galán, tocaba línea de fondo y se la dejaba a Aitor García, que solo tenía que empujarla ya con Kieszek descolocado.

Eran los mejores momentos de un partido que, sin esperarlo, se volvió abierto y vistoso. Así, en cinco minutos, Piovaccari se estrenaba como goleador blanquiverde para finalizar con la testa un centro medido de Juli tras la pelea de Bergdich.

A partir de ahí, el Córdoba supo no sufrir demasiado ante un Cádiz que funcionó a arreones, sin tener muy claro si ir a por el partido. Y aunque Cervera, al que la grada invitó a irse, intentó quemar naves acumulando gente arriba, lo único destacado en la segunda parte fue un penalti de Bijimine muy dudoso que reclamaron los cadistas y un remate de Güiza desviado.