A veces, los prejuicios raciales imponen barreras infranqueables para que las diferentes culturas se enriquezcan mutuamente mediante su fusión. Este podría ser el fondo de la cuestión del guión de Steven Knight, a su vez basado en la novela de Richard C. Morais, desarrollado para la última cinta de Lasse Hallström, donde se intentarán salvar múltiples obstáculos para lograr el acercamiento entre dos formas antagónicas de ver la gastronomía (y la vida): una familia de origen hindú, recién llegada a un pueblecito del sur de Francia, donde deciden instalar su negocio de comida india en una abandonada casa de campo que logran reformar y poner en marcha con tanta humildad como ilusión, aunque cerca (al otro lado de la carretera, a unos cuantos metros) estará el problema en forma de competencia, pues la lujosa mansión de enfrente alberga un exquisito restaurante francés, galardonado con la correspondiente estrella Michelin y en busca de la próxima, comandado por una exigente y estirada señora (brillantemente interpretada por Hellen Mirren, la gran actriz que muchos recordarán por su papel en 'La Reina' de Stephen Frears) que no permitirá, así como así, que alguien del mismo gremio haga la menor sombra a su afamado local.

Así pues, este cuento gastronómico en forma de comedia sorprende por lo agradable de la propuesta y la sencillez con que nos va arrastrando a lo largo de su trayecto, proponiendo algunas moralejas, como aquella de que sumar es siempre mucho más positivo que entablar guerras donde no habría por qué iniciarlas, pues las apariencias nos pueden engañar y los prejuicios sólo nos llevan a fracasos colectivos en una sociedad que no sabe mirar al otro. El relato se condimenta con cierto toque sentimental que ayudará con un desenlace de lo más feliz, sin caer en excesivas situaciones edulcoradas en esta película de lo más amable que es 'Un viaje de diez metros'.