Dos cosas que son lo mismo y son algo distinto. Dos poesías tan alejadas y tan cercanas a la vez. Cosmopoética hizo posible ayer en el Teatro Góngora el diálogo entre dos mujeres, entre dos poetass nacidas en lugares distintos, con experiencias distintas, universos dispares, pero unidas por el hilo invisible de la poesía: Clara Janés y Alice Oswald. Y, como suele ocurrir en estos casos, la armonía que surge de lo diferente hizo posible que la mística de la una se entrelazara con la pasión por los árboles, las hojas secas, la lluvia y el aire de la otra para crear una atmósfera evocadora. Clara Janés, una mujer que nunca ha dejado de volver a Córdoba "quizás la ciudad que más añoro", dijo ayer, abrió la lectura inaugural de Cosmopoética con un poema a Pablo García Baena, "mi gran amigo", que forma parte de un libro dedicado al poeta cordobés titulado Vivir y otros dos casi inéditos a Córdoba y a la Mezquita. Este último, parte de un inacabado Poema epigráfico a la Mezquita que puede que nunca llegue a terminar porque, según confesó, "la Mezquita ya no es lo que era cuando yo venía cada año de jurado a los premios Ricardo Molina". Concluyó su intervención con versos de Orbes del sueño y Psi o el jardín de las delicias , al hilo del cual relató una experiencia casi mística de creación literaria. Alice Oswald, por su parte, autora de una recreación de la Ilíada titulada Memorial , trajo a Cosmopoética parte de esa reinterpretación de la epopeya y parte de la trascendente Naturaleza que describe en Bosques , donde se desnuda su alma de jardinera. Dos formas de vivir la poesía que ayer tuvieron el mismo efecto, emocionaron al público.

La mañana arrancó con la jornada de puertas abiertas celebrada ayer en el Teatro Góngora, donde poetas y autoridades compartieron photocall durante unos minutos. Una jornada intensa en la que el público tuvo la ocasión de probar versos en su estado más puro. Un año más, Poetas a sueldo permitió a los amantes de este género conocer a sus autores favoritos cara a cara y obtener de ellos poesías por encargo. En ese take away poético, el humor de Julián Cañizares, el pudor de Erika Martínez o la frescura de Elvira Sastre, un icono para las adolescentes, compartieron escenario con amantes de la poesía o seguidores entregados a su causa. "No me preparo nada, es la primera vez que hago algo así y para mí es una forma de ponerme a prueba", confesaba Sastre minutos antes de llamar a las musas. "Nos gusta su forma de expresarse, que siente a muerte lo que escribe, te identificas con ella", confesaban algunas de sus seguidoras. a Elvira Sastre le esperaba un día largo, ya que ofreció sesión doble a ese club de fans incondicionales que la siguen en las redes sociales. Por la mañana, poemas recién paridos y, por la noche, vuelta de tuerca en un concierto-recital donde las canciones de la cantautora e ilustradora Adriana Moragues tuvieron la oportunidad de dialogar y soltarse la melena junto a los versos de Elvira Sastre.

El poemario Tintas para la vida ponía el contrapunto solidario. Pablo Baena (El riñón aventurero ), Carmen Caballero (La donación de órganos ), Héctor José Sosa (Ponte en mi lugar ) e Irene Moreno (Testamento vital ) recitaron sus poemas, inspirados en la experiencia de la donación y trasplante de órganos. Los más pequeños demostraron que es posible extraer la belleza también de los temas más duros. Todo ello, amenizado por la música de Manolo Marcos y Carlos Morell.

Por cierto, ya están a la venta las entradas al concierto de Jorge Drexler, al precio de 15 euros.