José Luís Gil, al frente de un elenco compuesto por Ana Ruiz, Álex Gadea, Nacho Rubio, Joaquín Murillo, Rocío Calvo y Ricardo Joven, y bajo la dirección de Alberto Castrillo-Ferrer, llegará el próximo sábado, a las 20.30 horas, al Teatro Góngora con un texto más que conocido, tanto sobre las tablas como en cine. Se trata de Cyrano de Bergerac, en esta ocasión con una versión de Carlota Pérez Reverte y Alberto Castrillo-Ferrer y original de Edmond Rostand. José Luis Gil, un actor capaz de hacer pasar al público de la carcajada más libre a la ternura más absoluta, de transmitir sentimientos y levantar pasiones, traslada al público a la primera mitad del siglo XVII en Francia, donde encuentra a Hercule-Savinien de Cyrano de Bergerac, poeta, dramaturgo, pensador, matemático, astrónomo e inventor. Un cráter de la luna lleva su nombre, el mismo Molière se inspiró en alguno de sus textos y se le puede considerar como el precursor de las novelas de ciencia ficción por los textos en que describe su propio viaje al sol y a la luna.

A finales del siglo XIX, Edmond Rostand estrena en el Theatre de la Porte Saint-Martin este texto, que muestra a uno de los personajes míticos del teatro universal: Cyrano de Bergerac. Una historia divertida y romántica, con diálogos chispeantes, momentos sublimes y personajes con un trasfondo humano de permanente actualidad. Rostand presenta a un Cyrano soldado gascón, lunático y pendenciero, orgulloso y sentimental además de excelente poeta.

LÍOS DE AMORES

Dotado de una enorme protuberancia nasal, defecto que le hará llegar a los límites del ridículo hasta el punto de ocultar el estar enamorado de su bella prima Roxana a causa de su propia fealdad. Esta, a su vez, está enamorada del guapo cadete Christian que, sin embargo, no es capaz de decir ni escribir dos palabras con sentido. Por ello, Cyrano pacta con Christian escribir las cartas de amor para así poder, al menos, expresar a su amada sus sentimientos.

La guerra trunca todo este engaño, el cadete muere y le pide al soldado que confiese la verdad de su amor por Roxana, algo a lo que este se niega. Catorce años después, Cyrano visita cada día a su amada, ahora en un convento, siempre a la misma hora. Un día se retrasa por un accidente, pero Roxana le pide una vez más que le lea la última carta de Christian, momento en que ella se da cuenta de la verdad.