Título: 'Madre Coraje (y sus hijos)'.

Autor: Bertolt Brecht.

Intérpretes: Carmen Gallardo, Lidia Mauduit, Raúl Vera, Silvia Garzón, Manuel Asensio, Jerónimo Arenal y María Sanz.

Dirección y dramaturgia: Ricardo Iniesta.

Lugar y fecha: Teatro Góngora, 2 de noviembre del 2013.

Con casi medio aforo de asistentes y sin inhibidores que eviten los sonidos de los teléfonos móviles, que como si se tratara de un castigo bíblico tenemos que sufrir en muchas ocasiones, asistimos a la impresionante puesta en escena de la obra Madre Coraje (y sus hijos) del gran autor, dramaturgo, director y actor alemán Bertolt Brecht.

La historia transcurre en los amplísimos campos de batalla de la Guerra de los Treinta Años, librada en diversos países europeos entre católicos y protestantes (¿será casualidad o consecuencia de las creencias religiosas de los progenitores de nuestro autor?). Ante nuestra vista, se presenta la historia de una madre y sus hijos por la supervivencia, la codicia, la destrucción y el desastre de esta familia, mostrándonos los desastres de la guerra en todas sus vertientes y personajes. Para el que opina esta es la versión brechtiana de Las Troyanas de Eurípides.

Brecht es un eslabón más en la cadena de la evolución del mundo del teatro tanto por su estilo literario como temático y técnico. Qué pena que esta evolución en España se cambiara. Aquí conocimos antes el existencialismo y el teatro del absurdo que el distanciamiento brechtiano.

El teatro de Brecht se imbuye en expresionismo, que en la presente puesta en escena de la Compañía Atalaya es su principal punto de referencia. Impresionan las interpretaciones de Carmen Gallardo y Lidia Mauduit en sus personajes de madre e hija y, sobre todo, la cantidad de matices y registros del resto del elenco que dan vida al total de los treinta personajes con que cuenta la función.

La iluminación es espectacular, ya que acentúa el expresionismo de la obra. Tal vez lo más débil, interpretativamente hablando, fueron las canciones tanto corales como individuales ya que, en muchas ocasiones, la música anulaba la compresión del mensaje textual. La introducción de canciones en alemán impedía la comprensión del mensaje de las mismas. En algunos momentos los gritos no estaban correctamente medidos por exceso. No obstante, la dirección de Ricardo Iniesta cumple con creces los objetivos. En definitiva, una gran función que añadir a la exitosa trayectoria de esta compañía andaluza.