Eran las once en punto de la noche cuando dos campanazos rompieron el silencio. Los primeros acordes de la banda texana ZZ Top comenzaban a sonar en el teatro de la Axerquía, con la Mezquita al fondo, como fiel centinela. Tres hombres, un escenario y un aforo casi lleno. Los texanos comenzaban su concierto entre flases y luces de colores. A esa hora aparecían las barbas más famosas de la historia del rock encima del escenario vestidos como galácticos con chaquetas de brillantes, sombrero incluido y una galería de parafernalias.

Así fue como comenzó a sonar el riff de "Got me under pressure" seguido de dos de sus clásicos más reconocibles "Waiting for the bus" y "Jesus just Leith Chicago". "Buenas noches, España. Hace calor, pero la música es caliente", dijo el vocalista de la banda.

El trabajo ya estaba hecho, una vez más todo dependía de su maestría, y es que la sala entera se había derrotado ya a favor de esta banda que, encima de un escenario se las sabe todas, empezando por cómo meterse al público en el bolsillo desde el primer minuto. Porque Billy Gibbons (guitarra y voz), Frank Beard (sin barba y a la batería) y Dusty Hill (bajo y voz) forman este excéntrico y exitoso trío con millones de incondicionales, de pintas barbudas y cañeras.

Y es que esta banda suena de maravilla. Con más de 60 años a las espaldas de cada miembro del grupo, la cosa todavía funciona a la perfección. Gibbons de mostró una vez más su amor por la guitarra con su particular pero potente manera de apretar las cuerdas contra el mástil, y la base rítmica, a cargo de Hill y Frank Beard es una auténtica apisonadora que sin duda, deja anonadado a más de uno. Porque aquello era un deleite de guitarras moviéndose al compás del blues-rock.

Después de más de 40 año juntos, los texanos de ZZ Top se ha convertido en los iconos de la cultura pop norteamericana. Alcanzaron la cima de su éxito comercial en los 70 y los 80, pero todavía hoy, siguen lanzando discos y celebrando encantadores conciertos como el de ayer. Con más de 3.500 entradas vendidas, el 31º Festival de la Guitarra, se despide hasta el próximo año con los acordes más salvajes de la presente edición.