El Festival de Cante Grande Fosforito de Puente Genil logró deleitar ayer a los 1.300 aficionados que acudieron a disfrutar de la noche mágica del flamenco pontanés, que se alargó hasta bien entrada la madrugada. El evento, considerado Bien de Interés Turístico por la Junta de Andalucía, comenzó su 52ª edición con un sentido recuerdo a Manuel Jiménez Rejano, cantaor pontanés al que se le dedicó el festival por su labor en la promoción del flamenco en Cataluña, donde vivió junto a sus padres en aquellos años en los que miles de familias andaluzas emigraron a dicha comunidad autónoma en busca de empleo. En el preámbulo del festival, se proyectó un vídeo con palabras de Miguel Poveda, en las que agradeció la dedicatoria del festival a Jiménez Rejano. Tras esa reproducción, se escuchó un cante del cantaor de Puente Genil y el alcalde, Esteban Morales, y la concejala de Promoción del Flamenco, Lola Gálvez, hicieron entrega a su viuda, Pepita Alfaro, de un recuerdo en memoria del homenajeado.

Posteriormente, el cante y el baile fueron los protagonistas de un espectáculo presentado por el flamencólogo Juan Ortega. Pasadas las once de la noche, el silencio hizo acto de presencia de un modo imponente para escuchar a Rocío Luna, ganadora del concurso de cante flamenco Membrillo de Oro 2018. La cordobesa abrió el festival con un repertorio amplio y con un estilo valiente y soberbio que rompió el hielo francamente bien junto a Ángel Mata al toque.

FUERZA Y TALENTO // A continuación, se subió a las tablas del Agustín Rodríguez el pontanés Julián Estrada. Destacó por su maravillosa fuerza sobre el escenario, su carácter y talento, algo a lo que se sumaron las guitarras de Manuel Silveria y su sobrino Jesús Zarrias. Estrada, que actuaba en casa, deleitó a los asistentes al certamen antes de la actuación de La Macanita. La jerezana fue pura personalidad sobre el escenario. Su exquisito tono de voz y su incontestable arte le valieron para meterse en el bolsillo a los espectadores junto a la guitarra de Antonio Higuero. Cantó por alegrías, soleares, fandangos, tientos, tarantos y tangos, entre otros, para poner al público en pie. Una actuación que no defraudó.

Por otro lado, Rafael del Pino Keko fue el responsable del baile. Su cuadro flamenco, compuesto por Alejandro Hurtado y Manuel Martínez a la guitarra, Miguel del Pino y Carmen García al cante, Carlos Jurado en la percusión, y Richard Gutiérrez y Cristina Tapia con las palmas, conquistó al público por su poderío, la sincronización en los acompañamientos y los bailes, algo que se reconoció en varias ocasiones con ovaciones cerradas hacia el cuadro.

Tras el ligero descanso, ya entrados en la madrugada de hoy, llegó el momento de Manuel Moreno El Pele. Su experiencia, sus tablas, y la guitarra de Niño Seve arrancaron un sinfín de aplausos entre cante y cante.

El punto y final a una noche para el recuerdo la puso un incombustible Pedro El Granaino. Demostró por qué está en toda su plenitud, lo cual le permite formar parte de la gran mayoría de los festivales flamencos del país. Se dejó el alma hasta pasadas las cuatro y media de la madrugada con sus soleás, sus tientos, las seguiriyas, y el toque de la guitarra de Patrocinio Hijo.

En la primera parte, los artistas estuvieron acompañados a las palmas por Isabel León, Isabel Peláez, Fernando y Álvaro Gamero, y José Moreno en la percusión. En la segunda, por Manuel Pantoja Chícharo, Macano, Richard Gutiérrez, y Alberto Moreno.