No es fácil olvidar la historia. Es demasiado tozuda, y día tras día, semana tras semana, mes tras mes, años tras año, se nos presenta una y otra vez en los rostros de aquellos que la sufrieron, como advirtiéndonos de lo que puede volver a pasar en cualquier momento. El ser humano es un lobo para el hombre, lo ha demostrado una y mil veces y lo continuará haciendo sin pudor alguno. Por eso, libros como Los últimos españoles de Mauthausen son algo más que necesarios en estos momentos de incertidumbre. Son imprescindibles, porque detrás de ellos están las víctimas, los verdugos, los supervivientes, todos aquellos que aún hoy en día, con su número tatuado en el brazo, nos recuerdan que cuando se "vayan" con ellos se irá la memoria colectiva e individual de una generación que no podrá volver a narrar en primera persona el horror de los campos de exterminio. Por eso se hacía imprescindible este libro. Es un libro útil, sin fecha de caducidad, que ganará con el tiempo, que nos ayudará a reflexionar pero nunca a comprender. Hace escasos días, los diarios dieron la noticia del fallecimiento del preso de Mauthausen nº 3612. Casualmente, amigo del autor de este libro. Actualmente se cumplen setenta años de la liberación de Auswitch, y uno tiene la sensación de que nunca se hizo realmente justicia con los españoles condenados al exterminio. "La presencia de españoles en los campos de concentración nazis no se puede entender sin analizar el comportamiento de nuestro vecino del norte", escribe Carlos Hernández en un momento dado. Y es cierto. Nunca se podrá entender sin analizar eso, y otras muchas cosas que la historia prefiere olvidar. Juan Eslava Galán se atreve con la II Guerra Mundial, y el título de su última obra, a medio camino entre el ensayo y la enciclopedia, La Segunda Guerra Mundial contada para escépticos es "una forma diferente de acercarse a la mayor tragedia bélica de la historia". Pero me pregunto, ¿acaso quedan escépticos a los que sea necesario narrarles de una manera diferente dicha contienda? Parece ser que sí. La historia de la guerra está plagada de anécdotas que Eslava Galán nos recuerda, como la mediocridad del propio Hitler, un artista frustrado al que suspendieron dos veces en el examen de ingreso en la Academia de Bellas Artes, o como el papel desempeñado por Churchill, Mussolini, Stalin, Roosevelt, nada más lejos de la mitificación posterior. También hace hincapié en aspectos polémicos ya tratados en múltiples libros como la permisividad de las potencias europeas en el auge del nazismo, o la responsabilidad del pueblo alemán con el mismo. ¿Cómo fue posible que un pueblo culto, amante de la música y las artes, un pueblo enérgico, inteligente y trabajador, se viera arrastrado a una guerra sangrienta como la II Guerra Mundial? Y lo que resulta más inquietante, ¿cómo es posible que una figura aparentemente "menor" como la de Hitler despierte hoy en día tanto interés? El libro se ocupa también de un sinfín de anécdotas tremendamente curiosas y atractivas para todo estudioso: quiénes fueron los encargados de descifrar Enigma, la supuesta homosexualidad del führer, la búsqueda del Santo Grial en España... Un libro que hará las delicias de los seguidores de Juan Eslava Galán.