La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar (Aremehisa) inició ayer los trabajos para localizar una fosa común del cementerio de Guadalcázar en la que se encontrarían los restos de 7 varones, todos ellos pertenecientes a la familia conocida como "los Carboneros". En concreto buscan los cuerpos de Manuel Torres Herrera, Manuel Galindo Moriana, Manuel Torres Romero, Juan Antonio Marín Sojo, Antonio Marín Lomares, conocido como "Marcelino"; José Rodríguez Gil y su hijo José Rodríguez, naturales de Casariche y residentes en Fernán Núñez, todos ellos asesinados el día 16 de Septiembre de 1936. Para dicha intervención se cuenta con un equipo de especialistas dirigidos por el arqueólogo Andrés Fernández Martín y del antropólogo Juan Manuel Guijo Mauri que ya han participado en varias exhumaciones.

En 1929 esta familia había llegado a un acuerdo con el dueño del cortijo Villafranquilla para desmontar las tierras de monte y trabajarlas durante varios años en arrendamiento. Entre 1931 y 1936 las leyes republicanas paralizaron el desahucio al que se iban a ver sometidos, circunstancia que molestó al dueño de las tierras. Los colonos, ayudados por la Asociación Española de Agricultores, Arrendatarios, Aparceros y Medianeros de la Tierra, pleitearon en los juzgados y en la Audiencia Provincial de Córdoba, ganando la contienda legal y evitando el desalojo. El estallido de la guerra les sorprendió trabajando en el cortijo. Según algunos testimonios y libros sobre la Guerra Civil, el 16 de septiembre por la mañana varios guardias civiles y falangistas los detuvieron y se los llevaron. Al día siguiente algunos familiares y conocidos se acercaron a Guadalcázar, pero la masacre ya se había consumado en el interior del cementerio. Solo logró salvar su vida Antonio Marín que, herido, se hizo el muerto y después huyó, saltando la tapia.

La excavación comenzó ayer en una de las dos posibles ubicaciones, concretamente la que se deriva del testimonio de los familiares del actual alcalde, Francisco Estepa, cuyo bisabuelo también fue asesinado. Los trabajos se prorrogaron hasta las diez de la noche y, aunque encontraron indicios de que puede estar allí la fosa común, esta podría encontrarse a una profundidad de casi 2 metros o más por lo que se verán obligados a utilizar maquinaria apropiada.

La de Guadalcázar es la cuarta intervención que Aremehisa ha realizado en los últimos 5 años. Según Rafael Espino, presidente del colectivo "estas intervenciones las estamos realizando con nuestros propios medios y gracias a la solidaridad y al compromiso de miembros de la asociación, familiares y técnicos y, por supuesto, a los ayuntamientos que han facilitado la investigación y el acceso a los terrenos públicos de los cementerios".