El Viso comenzó ayer una de sus fiestas más genuinas y que cada año atrae a más espectadores. Los encierros de vacas bravas se iniciaron ayer viernes con la suelta de diez reses de la ganadería sevillana de Julio de la Puerta. La expectación fue subiendo desde primera hora de la mañana y el público fue colocándose a lo largo del recorrido tras las vallas de protección o en balcones, ventanas o en los burladeros que se instalan en las puertas de las casas y que sirven para protegerse de los astados y para evitar accedan al interior.

En toriles, todo estaba dispuesto para abrir las puertas y dar salida a unas vacas con unos pitones que impresionaba ver de cerca. Tras una última pasada de la Policía Local y con diez minutos de retraso sobre la hora prevista, a las 12.10 horas se lanzaban desde toriles el primer, segundo y tercer cohete de aviso y se abrían las puertas.

Salieron en una primera tanda cinco vacas ante grandes carreras, en la delantera, de los valientes que en tiempo récord corrieron las calles Toriles, Riscalejos y Ramón y Cajal y hasta la plaza de toros. Con capotes y prendas varias se van llamando a las vacas a las que no hay que perder de vista porque en cualquier momento pueden sorprender, tal y como relataba Antonio Linares, un viseño que vive intensamente esta fiesta.

Las vacas dieron sus vueltas por la plaza de toros portátil, colocada en la céntrica Plaza de la Constitución, y fueron emprendiendo el camino de vuelta por el mismo recorrido hasta toriles con un peligro mayor ya que si al principio salen todas juntas, el regreso lo suelen hacer ya solas iniciando de pronto una carrera o girándose de improviso por lo que la emoción era importante. Pasada una hora, cumpliéndose la normativa sobre seguridad y evitándose en todo momento el maltrato a los animales, estas primeras vacas fueron encerradas en toriles. Entonces, tras una breve parada, empezaba la segunda parte del encierro con la suelta de otras cinco.

Antonio Linares y otras decenas de personas más, de distintas procedencias, vivieron el encierro desde la denominada casa de la Abuela Paca, en la calle Ramón y Cajal, con un ambiente festivo en el que se comparte bebida y comida pero sin perder detalle y es que alguna de las vacas casi se "asoma" al interior de la casa, deteniéndose junto al burladero de la puerta, con los consiguientes gritos y estampida general de los moradores hacia el interior de la vivienda, entre risas temerosas.

Muy pendiente de todo, el alcalde, Juan Diaz, destacó el gran ambiente vivido y la afluencia ya ayer de espectadores llegados incluso desde fuera de España. La nueva agrupación local de Protección Civil veló ayer también por la seguridad, como los equipos sanitarios encabezados por el cirujano, Eliseo Morán.

El primer encierro se saldó sin heridos por asta y apenas hubo que atender a una persona por unas rozaduras y a otra más por una caída y algún pisotón en plenas carreras delante de los animales.

Hasta el martes serán seis los encierros que se llevarán a cabo a las 12.00 horas, aunque el domingo también habrá otro a las 20.00 horas organizado por la peña El Corchaíto. El alcalde espera que unas 10.000 personas acudan estos días a presenciar esta fiesta, declarada de interés turístico de Andalucía, que se celebra en honor a la patrona y alcaldesa perpetua, Santa Ana, que hoy sábado es procesionada desde su ermita hasta la parroquia de la Encarnación.