El reloj de la torre parroquial de la iglesia mayor de Nuestra Señora de la Asunción y Angeles, una de las referencias horarias en la vida de la ciudad de Cabra y de los egabrenses, se ha jubilado después de estar más de 79 años junto al de las casas consistoriales.

Y lo hacía justo en ese día del calendario que marca el tránsito estacional del verano al otoño. El pasado jueves, su maquinaria y su esfera colocadas el 6 de enero de 1927 por el Consistorio que entonces presidía el alcalde Felipe Solís Villechenous, tal y como reza la leyenda de una placa ubicada en el interior del campanario, fueron sustituidos por otros, tras haber estado sin marcar las horas durante los dos últimos meses.

Gran fiesta

Aquella fecha, según las crónicas, fue festejada con un acto inaugural en el que, junto a las autoridades locales de entonces, no faltaron los sones de la Banda de Música de Cabra. Los trabajos, de nuevo, han sido sufragados por su propietario, el Ayuntamiento de Cabra.

Para ello, como explicó el delegado municipal de Cultura, Javier Ariza, se ha destinando una partida de 3.600 euros. Esta cantidad ha servido para la colocación de una esfera de metacrilato, nuevas agujas y una maquinaria dotada de las últimas tecnologías para este tipo de relojes monumentales, que, entre otros elementos, están dotados de un sistema de recepción por satélite, que permitirá marcar la hora justa de acuerdo con el sistema internacional.

Los trabajos han sido realizados por la Fundición de Campanas Hijo de Manuel Rosas de la localidad jiennense de Torredonjimeno, una de las más prestigiosas y escasas empresas de este tipo que quedan en Andalucía.

Este reloj, tras dejar de marcar las horas, como decía el viejo bolero, seguirá siendo patrimonio local, ya que su vieja esfera y maquinaria se instalarán en alguna dependencia municipal, quizás, como indicó Ariza, en el teatro de El Jardinito, cuya ejecución se espera tener concluida en primavera.