¿Sabes por qué un niño tiene 300 huesos y un adulto apenas 200, cómo funciona un detergente, qué es el disco de Newton o cómo fabricar una nube en una botella? ¿Has visto hacer esferificaciones de zumo de naranja y alginato o aros de humo con una caja de cartón y un vaporizador? Si la respuesta es no, es que ayer te perdiste la 11 edición del Paseo por la Ciencia que organizan el Ayuntamiento de Córdoba y la Asociación Profesorado de Córdoba por la Cultura Científica en el Vial Norte y en el que participaron más de 680 estudiantes y 70 docentes. Una lástima. Más de 6.000 cordobeses de todas las edades asistieron durante toda la mañana a todo tipo de experimentos prácticos basados en el lema Una ciencia solidaria para un futuro sostenible que dejaron a todos pensando. De eso se trataba.

Mientras en el estand de Veterinaria se podía ver el esqueleto del cerdo Paco junto a otros especímenes del Museo de Anatomía, alumnos y profesores de Ciencias de la Educación compartían con el público sus secretos pedagógicos para hacer más accesible a los niños las ciencias experimentales, ya sea "transformando un libro de ciencias en un cuento, fabricando una lámpara de lava casera con aceite, agua y una pastilla efervescente o mostrando el uso de un globo terráqueo y una brújula".

Estudiantes de Bachillerato de varios institutos hicieron por un día de profesores y explicaron a los asistentes los misterios de los flujos marinos, la teoría de la selección natural de Darwin, el porqué de la hipertensión o el efecto invernadero mientras universitarios de Agrónomos, Química o Biología se esforzaron por aclarar cuestiones como las capas que componen el suelo o las bases genéticas del color del pelo o el daltonismo. Quienes pasearon de mano de la ciencia encontraron también a niños de 5 años de los colegios Al Andalus y Europa regalando trocitos de papiro hechos allí mismo con sus manos. "Mis hijos están fascinados con lo que están viendo, venimos cada año y alucinan, la pequeña aún piensa que lo que ve es pura magia", explicaba Luis. Cuando uno no sabe el por qué de las cosas, es fácil pensar que ocurren por arte de magia. Así que nada mejor que un baño de ciencia para despejar incógnitas.