Son muchas las incógnitas que existen alrededor de la desaparición de la mujer de Kenia y su hijo de cuatro años el pasado domingo en Trassierra. Aunque fuentes de la investigación no descartan ninguna hipótesis, lo cierto es que cada vez cobra más fuerza la idea de que la joven se ha ido de manera voluntaria. No obstante, las mismas fuentes hacen hincapié en que el caso puede dar un giro en cualquier momento, por lo que la prudencia es extrema. Sea como sea, la investigación se está centrando en algunos datos que hay sobre la mesa y que pueden ser útiles para arrojar luz sobre qué pasó la mañana del pasado domingo, cuando Habida salió a pasear con su pequeño Muadh y no regresaron. Entre ellos, destaca la posibilidad de que la mujer realizara una llamada a su hermano, que se encuentra en Sudáfrica, la mañana del lunes 9 de agosto, es decir, un día después de que hubiera sido vista por última vez. Al parecer, dicha conexión telefónica se habría producido desde un número oculto y habría sido muy breve, únicamente para comunicarle que se encontraba en Córdoba y que tanto su estado como el de su hijo era bueno.

La supuesta relación de Habida con miembros de la comunidad musulmana también está siendo tenida en consideración por la investigación, que no afirma ni desmiente ningún extremo. En poder de los investigadores está el teléfono de la mujer, en el que al parecer figuran llamadas a varios números fijos de Jaén y algunos móviles. La joven keniata no habla español y solo se comunica en suajili, pero según algunas fuentes una mujer de la comunidad musulmana habría actuado de intérprete.

CAMBIOS DE ACTITUD

Aunque la suma cautela y prudencia preside todo lo que rodea este caso, se está analizando si es cierto o no que la joven en paradero desconocido cambió algunas actitudes en los últimos tiempos, sin querer hablar de radicalización, y si eso podría tener o no conexión con un posible vínculo con miembros de la comunidad musulmana. Lo único cierto hasta el momento es que Habida y su hijo tendrían que haber cogido un avión el martes 9, un día después de que se perdiera su rastro. Los billetes de avión no están en su poder, como tampoco nada de su equipaje. Lo que sí se llevó consigo fue su pasaporte y el del niño, lo que hace que cobre fuerza la hipótesis de una marcha voluntaria.

La mujer estaba en Córdoba con su hijo desde el pasado mes de marzo, cuando llegó dentro de un proyecto de la ONG Infancia Solidaria que ha permitido que el pequeño, que hasta diciembre no cumple los cinco años, haya sido operado de una grave cardiopatía que no le permitía ni caminar. Al parecer, habría sido durante su estancia en el hospital Reina Sofía cuando la joven habría entrado en contacto con las mujeres musulmanas.

Precisamente, el coordinador de Infancia Solidaria en Andalucía, Ángel Parejo, no comparte que Hamida se haya marchado voluntariamente y mantiene que ha sido incitada. A su juicio, su perfil es el de una persona muy vulnerable.

La denuncia de la desaparición de las dos personas fue interpuesta por Parejo el lunes por la mañana ante la Policía Nacional, que amplió el protocolo de búsqueda a todo el territorio nacional. No obstante, ha sido la Guardia Civil la que ha asumido las riendas de la investigación al ser de su competencia la zona en la que se perdió el rastro de la madre y su hijo.