Antonio Hermoso Palomino nació en Villarrubia hace justo hoy 60 años. Este cordobés emprendedor y de trato conciliador ha estado prácticamente media vida vinculado a Fepamic (Federación Provincial de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de Córdoba). En la próxima asamblea que la federación celebrará el sábado 4 de junio para renovar la junta directiva Antonio Hermoso ya no se presentará a la reelección como presidente y dejará con toda probabilidad el testigo a Sara Rodríguez, la actual vicepresidenta y directora de la residencia. que es quien encabeza la única candidatura conocida hasta ahora. Hermoso se centrará a partir de ahora en la presidencia de Codisa-Predif (Confederación de Personas con Discapacidad de Andalucía), puesto que ocupa desde hace tres años y que ha estado simultaneando con la dirección de Fepamic. Hermoso participó en la fundación de Fepamic hace 28 años. La federación nació de la unión de 4 asociaciones (Frater, Asindi, Aspacys y Alcer) y en la actualidad cuenta con un presupuesto anual de unos 9 millones de euros, integra a 34 asociaciones, representa a 8.000 discapacitados de la provincia y da empleo a más de 500 profesionales, de los que alrededor del 94% presenta una discapacidad. Además, posee 20 vehículos de transporte adaptado y 5 gimnasios, entre otros recursos.

-Usted se vio afectado por la poliomelitis, enfermedad que ahora está erradicada en España por una cobertura vacunal que hace décadas no existía. Y eso fue lo que le impidió caminar, ¿no?

-Mi padre me llevó a muchísimos médicos en busca de una curación. En aquellos tiempos aún no existía la Seguridad Social y le cobraban cada vez que iba a consulta. Hasta que uno de estos doctores le dijo a mi padre que no me llevara más a su consulta y que destinara ese dinero a mi educación porque yo no iba a poder caminar nunca. Mi padre era agricultor. De seis hermanos, fui el único que estudió una carrera porque no iba a poder trabajar en el campo como los demás. Al colegio me llevaba muchas veces uno de mis hermanos en cuestas y luego al instituto y a la facultad mi padre con el coche. Entonces no había transporte escolar.

-¿Padecer una discapacidad física le generó frustraciones en su niñez y juventud?

-Era consciente de que no iba a poder caminar, pero las secuelas se iban presentando poco a poco y eso me producía muchas frustraciones. Pero luego está la capacidad de superación, aunque la misma tiene un límite por el desgaste físico y emocional. Me maravilló contemplar a mi hijo mayor, cuando con apenas un año quería andar y yo nunca lo había conseguido.

-¿Imaginaba que Fepamic iba a tener esta proyección?

-Ilusión nunca nos faltó. El primer presidente fue Luis Solís. Yo era el tesorero y María Carmen Domínguez, secretaria. En nuestro primer local ya nos marcamos como objetivo, y también en el posterior de Fidiana, que queríamos cambiar el perfil de la persona con discapacidad, que fuera alguien que no quiere vivir de una pensión sino que busca formarse y mantenerse con lo que gane de su propio trabajo. Por ello, impulsamos nuestro primer centro especial de empleo y con el primer dinero que ahorramos tomamos la decisión de contratar a un arquitecto para hacer el proyecto de nuestra sede del Tablero, que se inauguró en el 2000. Contar con este centro nos iba a permitir, como luego se ha comprobado, poner en marcha otros servicios, como unidad de día, transporte adaptado o rehabilitación. La federación siempre que ha ahorrado ha decidido invertirlo en nuevas prestaciones.

-¿Y con qué servicios y empresas cuenta en la actualidad la federación?

-Con la residencia para pacientes gravemente afectados, que tiene 116 plazas (de las que 40 están libres porque hay enfermos que no pueden pagarlas de forma privada y la Junta no ha podido concertarlas). También disponemos de tres unidades de día propias (en Lucena, Córdoba y Fernán Núñez) y la Azahara, en Poniente, que es de la Junta, pero que gestiona la federación. Por otro lado, dentro de las actividades diarias que ofertan nuestras unidades de día y la residencia están atención a la dependencia, fisioterapia, rehabilitación o transporte adaptado. Además, prestamos apoyo educativo en centros de enseñanza para alumnos con necesidades educativas especiales, realizamos la limpieza viaria y gestión de aparcamientos públicos en numerosas localidades de Córdoba y en Cuenca, mantenimiento de zonas verdes en Córdoba y en Niebla (Huelva). Entre nuestras empresas, que operan en Córdoba y en otras provincias, están la de cocina y cátering, accesibilidad y eliminación de barreras arquitectónicas, destrucción y gestión de archivos y datos confidenciales y limpieza general (vehículos, casas, edificios).

-¿Cuántos inscritos tiene su entidad en la bolsa de empleo?

-Unos 5.000, aproximadamente el doble de los inscritos en el Servicio Andaluz de Empleo.

--¿Cuántas personas han logrado trabajar gracias a Fepamic?

-Hemos podido dar trabajo a unas 7.000 personas desde nuestros inicios, la mayoría con discapacidad y con grandes dificultades para encontrar un empleo por tener 45 o más años. En la actualidad, el 82% de nuestra plantilla posee contrato indefinido.

-La crisis ha golpeado con fuerza a muchas entidades de tipo social. ¿Cómo ha conseguido mantenerse Fepamic?

-Gracias a nuestro elevado nivel de autofinanciación, que roza el 95%, mientras que el 5% restante son subvenciones. Por otro lado, hemos logrado definir y mantener con el paso del tiempo un proyecto asociativo sostenible económicamente, representativo para numerosos colectivos y consensuado con ellos. Eso nos ha protegido de la crisis. También hemos sido independientes desde el punto de vista político y hemos logrado cambiar la mentalidad de las personas que acuden a nosotros para lograr trabajo. Antes, cuando se apuntaba alguien en la bolsa de trabajo te destacaba sobre todo su discapacidad, como pidiendo una pensión, y ahora defienden los méritos y cursos que tienen. Y nuestra propia entidad iba pidiendo ayudas, pero fuimos aportando soluciones. Por la necesidad de autofinanciarnos y de ser independientes quizás hayamos dejado un poco de lado las reivindicaciones de las personas con discapacidad, que hay que retomar, ya que sigue habiendo una pobre o nula oferta de empleo pública y privada. Los que mueven el sector de empleo son los propios afectados, las familias y las asociaciones. Hemos tenido miedo a fracasar, a no poder pagar nóminas y eso nos ha hecho ser prudentes. Habíamos pensado construir una segunda residencia, pero la paramos y con ese remanente de dinero hemos aguantado estos últimos años. Tenemos cuidadores y profesionales que marcan la diferencia por los valores que se les han inculcado y ayudan a que nuestra entidad sea solvente. Estamos en condiciones de competir para gestionar residencias, centros de discapacidad y realizar muchos servicios más como así reflejan nuestras empresas.

-¿Se han producido muchos retrocesos en la atención social y sanitaria debido a la crisis?

-Sí. Ha habido bastantes retrocesos, por ejemplo en tratamientos médicos y diferencias entre unas provincias u otras.

-Córdoba está obteniendo cada vez mejores datos turísticos. Pero, ¿es accesible para los visitantes con problemas de movilidad?

-Estamos intentando que se pongan unas bases. Formamos parte del Cermi, que es la entidad que representa a nivel andaluz a los colectivos con discapacidad y que ha firmado un convenio con la Consejería de Turismo para que cuando se hable del turismo se tenga en cuenta el de carácter accesible. Pero aún no hay casi nada, porque ni siquiera existe información de la posible oferta.

-¿Cómo ve el futuro de Fepamic dentro de diez años?

-Pues un futuro inmenso si sigue primando lo colectivo sobre lo individual.

-Tras casi tres décadas de vida, Fepamic acaba de firmar su primer convenio con el Ayuntamiento de Córdoba.

-Sí. Será para encargarnos de abrir y cerrar el Centro de Visitantes cuando no esté trabajando el personal funcionario.

-Si hubiera podido vacunarse contra la polio a lo mejor no estaría en silla de ruedas. ¿Qué le parece que haya familias que nieguen la vacunación a sus hijos?

-Una equivocación.

-¿Cuántas veces le han propuesto entrar en política?

-Pues una vez por parte del PP y otra por el PSOE para las elecciones municipales, pero ni se me pasó por la cabeza aceptar.