Uno de los dos acusados de matar a un hombre en el Sector Sur tras propinarle 34 puñaladas para robarle un cordón de oro, según sostiene el fiscal, aseguró ayer en el juicio que fue la víctima quien le atacó primero con una navaja para robarle droga, que él se la arrebató y hubo un forcejeo en el que se defendió, pero a partir de ahí dijo no recordar nada más y por eso apuntó que "puede ser verdad o puede ser mentira" que le diera más de una treintena de navajazos. "No me acuerdo porque estaba drogado, pero 34 puñaladas son muchas puñaladas", añadió. Mientras, el otro acusado se acogió a su derecho a no declarar.

Según las conclusiones provisionales del fiscal, los hechos ocurrieron entre las dos y las cuatro horas de la madrugada del 28 de septiembre del 2011, cuando los procesados abordaron a un hombre en la calle Nerja con el propósito de atracarle y robarle un cordón de oro. Para ello, mantiene el ministerio público, lo sujetaron entre ambos y le propinaron hasta 34 puñaladas. Luego se reunieron con un tercer acusado y vendieron el cordón en la calle Torremolinos. Por todo, el fiscal acusa a los dos primeros de asesinato y robo con intimidación, solicitando para ellos penas de 23 y 22 años de cárcel, y al tercero, de receptación, para el que pide dos años de prisión.

La versión del único acusado de asesinato que declaró ayer en el juicio --el procesado por receptación negó su participación en los hechos-- fue, sin embargo, otra distinta. Así, mantuvo que había estado con la víctima en un bar, que más tarde fueron a comprar cocaína y "luego la estuvimos fumando". Pero en un momento dado, añadió, "me tiró una puñalada porque me quería quitar la cocaína", se agachó para coger "el gramo que se me había caído" y él aprovechó para darle "una patada en la cabeza y quitarle la navaja". Fue cuando "se tiró encima mía, forcejeamos y ya no me acuerdo de nada", sostuvo. El acusado admitió que en el forcejeo pudo pincharle en algún momento con la navaja para defenderse pero "ni muchísimo menos tenía intención de matarlo" y, en cualquier caso, 34 puñaladas le parecieron demasiadas. Lo que sí aseguró es que allí no estaba ninguno de los otros dos acusados y que cuando él se fue del callejón la víctima permanecía de pie, por lo que no pensó que estuviera herido de muerte. También negó que fuera con los otros procesados a vender el cordón.

Los forenses, de su lado, sostuvieron en el juicio que la víctima presentaba 34 lesiones compatibles con arma blanca y que del análisis de las heridas se puede deducir que en el ataque intervino más de una persona, que hubo "dos armas implicadas" y que la víctima estaba "agarrada" dadas las escasas heridas de defensa que presentaba. Entre las cuchilladas más importantes, recibió una en el cuello que le afectó a la arteria carótida y otra de 17 centímetros que le afectó al pulmón y al corazón.