1 Ordenanza de control animal. El hecho de que el gobierno municipal haya redactado una nueva ordenanza de higiene pública da cuenta de lo obsoleta que había quedado la del 97. Dentro de la amplia casuística que abarca, las normas relativas al control animal (llevar a las mascotas identificadas, con correa o recoger sus cacas) son las que más incumplen los cordobeses. El año pasado Sadeco interpuso solo un centenar de denuncias a ciudadanos que olvidaron recoger las heces de sus mascotas e hicieron 4.078 lecturas del chip.

2 Ordenanza de veladores. No se respeta ni por asomo. La proliferación de veladores, sobre todo tras la aplicación de la ley antitabaco, ha provocado que una norma aprobada en enero del 2008 --antes ni siquiera había ordenanza-- haya quedado ya antigua. La aparición de elementos como setas, taburetes, toneles, mesitas, calefacciones o toldos ha obligado al Ayuntamiento a ponerse las pilas y tratar de consensuar con hosteleros y vecinos una nueva norma que, por ahora, no ha visto la luz. El concejal de Urbanismo, Luis Martín, reconoce que la mayoría de los establecimientos incumple algún aspecto de la actual ordenanza.

3 Ordenanza de obras. Ni se coloca un perímetro de vallado estable, ni se garantiza el paso de peatones en pasillos de anchura no inferior al metro y medio, ni se respetan los horarios de descanso que, por ejemplo, prohíbe en verano hacer ruido de 15 a 17 horas. Sobre ruidos la ordenanza de obras recoge expresamente que "los equipos empleados asegurarán un nivel de vibraciones, ruidos y contaminación acústica inferior a los máximos establecidos" y que los elementos que se empleen, por ejemplo el sistema de apoyo de una tapa sobre una zanja abierta, garanticen la seguridad y eviten el ruido por el paso de vehículos.

4 Ordenanza de ruidos. Córdoba dispone de 43 páginas para limitar las molestias de decibelios y vibraciones y multar a quienes se excedan haciendo ruido con sanciones que oscilan entre el millón de las antiguas pesetas --la norma es del 96-- y los 25 millones para las faltas más graves. A pesar de que en el 2009 se aprobó el Mapa de ruidos (un diagnóstico sobre contaminación acústica, que reflejó que en general los niveles eran óptimos ya que no superaban los 65 decibelios) no se ha desarrollado un plan de actuación para corregir la situación en la que viven 270.000 vecinos, expuestos a niveles superiores a 55 decibelios.

5 Antenas, cables y solares en el Casco Histórico. Solares baldíos, cables en las fachadas y antenas en el skyline de los espacios más fotografiados. Su presencia afea el escaparate turístico de la ciudad a pesar de que el Ayuntamiento establece taxativamente la prohibición de que exista, por ejemplo, cableado aéreo dentro del Casco Histórico en sus ordenanzas. Aunque se ha tratado de acabar con este problema con fondos reclamados al Gobierno para las ciudades Patrimonio de la Humanidad o por el Plan de Excelencia Turística, que contemplaba un programa para la actuación sobre fachadas de edificios privados, poco se ha avanzado en este sentido.