La neofobia como trastorno consiste en rechazar con temor todo lo que sea nuevo. Como trastorno es especialmente peligroso en los niños cuando se niegan a comer alimentos nuevos. Los terapeutas recomiendan introducir cualquier novedad con prudencia y humor. Los neofóbicos son muy sensibles.

El edificio diseñado por los arquitectos Justo Fernández de Isasi y Alfonso Casares se llamará oficialmente Hotel AC Córdoba Palacio pero para el común de los cordobeses es el "Hotel Oxidado". La verdad es que no me canso de mirarlo, apreciando la textura irregular conseguida gracias a la doble capa de chapas herrumbrosas y a las microperforaciones de láser. Recomiendo hacer una foto al atardecer y ponerlo de fondo de pantalla en el ordenador.

A finales del siglo XIX el ingeniero Gustave Eiffel proyectó para la ciudad de Barcelona una torre metálica para su Exposición Universal. Los catalanes la rechazaron por extraña y cara. Cuando finalmente París aceptó construir el ahora legendario mecano de hierro las disputas fueron apasionadas sobre si era una obra maestra o un engendro salido de una mente enferma. Victor Hugo, Dumas hijo o Maupassant manifestaron públicamente su desprecio por la torre amarilla (su color originario, un tanto hortera, reconozcámoslo). Por el lado de los campeones de la ingeniería como una de las Bellas Artes se presentaron Baudelaire y Apollinaire . El tiempo sonríe a los valientes que nadan contra corriente.

En su resuelto desafío al conservadurismo estético y a las simples conexiones que asocian la oxidación con lo viejo y descuidado, Fernández de Isasi y Casares han sido capaces de continuar la labor de zapa, en su elegante minimalismo, que había iniciado el puente sobre el río Guadalquivir de Miraflores.

Y también admiro en esta construcción ejemplar, en que la función y la forma conjugan de una manera tan inteligente, que haya sido la iniciativa privada, la ambición empresarial, la que ha asumido el papel de líder innovador de la sociedad civil, superando con mucho la fantasmagoría estrambótica de los proyectos públicos que, a golpe de chequera con el dinero de todos, impulsan proyectos faraónicos a la mayor gloria del edil de turno y la deuda municipal.

A diferencia de la neofobia su opuesto, la neofilia, implica apertura mental, aptitud hacia las novedades de toda índole y tendencia a la innovación, sin caer en el disparate de las moderneces a cualquier precio. El siglo XXI será de los que practiquen la neofilia como un deporte de riesgo.

* Profesor